Ya sabemos que Chile, que está próximo a celebrar o recordar los 200 años del juramento de la Declaración de la Independencia Nacional (12 de febrero 1818), tiene el tristísimo y funesto "honor" de ocupar el primer lugar en el consumo de bebidas alcohólicas en Latinoamérica.
Es decir, somos campeones para el copete. ¡Viva Chile! Esa desgracia nacional trae toda clase de desastres, a lo cual se une, por desgracia, el consumo de drogas ilícitas.
El doctor Nicolás Palacios ahora estaría espantado, que tendría que escribir el segundo tomo de "Raza Chilena".
En Tarapacá, en Iquique, el tema es preocupante. Este diario ha informado sobre los accidentes automovilísticos producidos por la ingesta de alcohol, con resultados lamentables.
¡Qué más se puede hacer para disminuir este flagelo social? (Un centro de rehabilitación de víctimas de alcohol).
La historia alcohólica de Tarapacá se remonta desde el tiempo de la época salitrera. Referirse a ella ocuparía largas páginas de un libro. Este tema motivó diez artículos míos publicados en un diario de la prensa local.
Ahora serán algunos párrafos. En ese tiempo se destacó la Pampa salitrera tarapaqueña por el desmedido consumo de licores, mayoritariamente falsificados o de mala calidad. Iquique también no se quedaba atrás con ese flagelo social. El exceso alcohólico en esas condiciones provocaba la demencia.
Es así como Tarapacá llegó a ser llamada "La Fábrica de Locos". Eso lo señala el doctor Palacios y la prensa de la época. Los mandaban a la casa de orates en Santiago.
Volviendo a la actualidad y centrándonos en Iquique, tenemos unos 200 mil habitantes. La Ley de Alcoholes vigente señala que debe haber una patente de alcoholes por cada 600 habitantes. No sé realmente la cantidad exacta de locales comerciales con patentes de ese rubro, la que seguramente debe estar en el marco de lo que indica la normativa.
Ese es un asunto legal, pero afrontar el problema del exceso del consumo de bebidas alcohólicas no está radicado solamente en tener menos negocios de expendio y consumo de alcoholes. Es preferible tenerlos bajo un adecuado control y ley reformada, que dar paso a locales clandestinos.
Lo importante es mejorar las políticas para disminuir la ingesta de alcoholes, nunca se va a eliminar. La meta es la temperancia sobre la intemperancia alcohólica.
Aquí hay un problema en que deben intervenir los sociólogos y profesionales de la salud mental: ¡Algo anda mal en la salud chilena!
Mario Zolezzi Velásquez.