Cautiverios en los tiempos de Arauco
En la Revista Española de Antropología (1994) apareció el artículo "Los cautivos en la frontera araucana" del historiador Carlos Lázaro Avila. Me baso en él para comentar el tema. En Chile el caso más notable es el del soldado español Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán que dejó una interesante obra, "Cautiverio feliz o razón individual de las guerras dilatadas en el Reyno de Chile" (1673).
Capitán de ejército, en 1629 participó en la expedición para someter a los araucanos. Fue derrotado en las Cangrejeras por el toqui Maulicán, de quien fue cautivo por seis meses. Relata las costumbres y tradiciones, pero a la vez la denuncia a los malos gobernantes y abusos contra los aborígenes. Su cautiverio bajo un líder justo, lo lleva a decir que el "cautiverio bajo tal rey o virrey es equivalente a feliz; no así el cautiverio bajo un gobernante tirano y abusivo es un infierno, y el gobernante la encarnación de la malignidad en el mundo".
Entre las primeras relaciones sobre cautivos está la del cronista español Alonso González de Nájera relativa a la llamada "sublevación indígena" al sur del Bío Bío en 1598. Relata: "Las ciudades de Valdivia, Imperial, Osorno, Villarrica, Santa Cruz e Infantes de Angol fueron asoladas. Mataron más de tres mil españoles y llevaron prisioneros a sus tierras alrededor de quinientas mujeres y mucha cantidad de niños".
Algunos investigadores concuerdan en que los números no cuadran con la realidad. Otros confirman que los guerreros mapuches hacían excepciones con sus contrarios por su valentía, o amistad en tiempos de paz. Después del asalto a Valdivia, "un indio vino al día siguiente - asalto en el cual no intervino- preguntando por un niño y una niña, hijos de su encomendero el Coronel Francisco del Campo. Rescató los muchachos en las ancas de su caballo y retornó a luchar contra los españoles". Una de las características de los cautivos/as españoles, fue la actitud de parte de los indígenas. Las mujeres, barrer, cocinar, cortar leña. Al resto vestir a la usanza que "ellos los dichos indios usan". Los hombres debían arar, cavar y labrar la tierra, cuidar el ganado y caballos. Era una asimilación que se complementaba con el aprendizaje obligatorio de la lengua mapuche. El trasvase de cultura se dio en varios campos. El oficio como el del herrero Francisco Almendros, le permitió en su cautiverio reparar armas y objetos de metal que los araucanos adquirían. El aprendizaje de su oficio dio origen a la platería mapuche, produciéndose el intercambio para conseguir monedas de plata.
"El caso más notable es el del soldado español Francisco Núñez de Pineda".
Pedro Bravo Elizondo"