Una democracia para funcionar requiere del debate, lo que hace muy grave la importancia que se le ha dado a las encuestas a la hora de definir quienes deben participar en los debates, como si estas fueran un documento infalible, que califican a los candidatos en distintas castas; los que importan y los que no. Esto nos muestra uno de los mayores errores de la política contemporánea, un error que ha sacado de carrera a grandes estadistas para dejar a personas meramente populares, y es que las encuestas no marcan una realidad absoluta, sino que miden la tendencia del momento, pero esta puede equivocarse (véase la votación de las primarias del Frente Amplio). Si queremos una carrera presidencial seria, es necesario que todos los postulantes a La Moneda tengan espacio para mostrar sus ideas para el país, cosa esencial en nuestro sistema político. Limitar los debates o cualquier otro medio de opinión basándose en las encuestas habla mal de nuestra seriedad cívica y de los medios de comunicaciones nacionales.
A Myriam Olate le llegó la alegría
Al observar la única foto que circula en la prensa y en redes sociales de Myriam Olate, ex esposa del diputado Osvaldo Andrade (PS), que la muestra con una contagiosa sonrisa, sin lugar a ninguna duda es una clara señal que a ella sí "le llegó la alegría", al ser ratificada por la justicia su pensión millonaria, un verdadero "Jubilazo", es de esperar que su sonrisa sea muy contagiosa, para todos los pensionados, que también merecen que les llegue la alegría de tener buenas pensiones, sin embargo el que no tengan "santos en la corte política", les condené irremediablemente a tener que seguir esperando por dicha alegría.
Ambiciones que matan
Se supone que el objetivo principal de un ingreso razonable o mucho más que razonable a una autoridad pública o privada, tiene como fin que ejerza su cargo, con la responsabilidad y tranquilidad de una estabilidad económica, que le permita vivir sin sobresaltos, ni tener la necesidad de recurrir a maniobras reñidas con la ética y la moral. Lamentablemente, las personas con mayores ingresos, son como un barril sin fondo, pues no se llenan con nada, y mientras más tienen más quieren. Últimamente, hemos sido testigos de un sinnúmero de estas malas prácticas. Es una burla para aquellos trabajadores que deben esforzarse día a día por un salario que no siempre es el más justo.
Jorge Valenzuela Araya.
Pablo Errázuriz L..
Luis Enrique Soler Milla.