Artesano de las luces de sal se reiventa con la madera nativa
Después de 8 años de dejar el emprendimiento de las lámparas de sal, retoma el camino de la artesanía.
Aunque estudió ingeniería comercial, en buena parte de su vida le hizo caso a su veta artística, que heredó de uno de sus abuelos y su padre, para dedicarse tanto a la artesanía, como a la fotografía.
"Vi una lámpara de sal y me gustó y ahí me empecé a meter en lo de las lámparas, incluso hice una exposición y como me quedó gustando me dediqué de lleno como por 4 años", cuenta, Miguel Escudero, creador de Nativa Iquique.
Fue en ese entonces, en que subía a buscar bloques de sal para construir estas lámparas, que animado por su abuela fue a proponer un taller con la técnica para los reclusos de la cárcel que en ese entonces se ubicaba en Iquique.
Taller en la Cárcel
La idea era buscar apoyo en este grupo para perforar las rocas de sal, sin embargo, como cuenta Miguel, "ellos por iniciativa propia empezaron a tallar y hacer figuritas, corazones por ejemplo".
Si bien en lo personal, no le gustaba eso, puesto que las piedras elegidas eran esculturas naturales en si mismas, esto generó una oportunidad para los reclusos.
"A todos les empezaron a gustar las lámparas. Los capitanes, los coroneles, y todas las autoridades de ahí y a ellos les generaba poder y empezaban a hacer trueque por comida y también salidas dominicales, tenían un nivel de relación que antes no tenían. Pero así también algunos se quedaron afuera y perdieron sus beneficios", señala Miguel, quien tuvo este taller por 8 años, incluyendo unos meses en Alto Hospicio.
Tipos de sal
Durante el tiempo que se dedicó a ser artesano de las luces de la sal, aprendió a reconocer los tipos de sal.
Entre ellos, la selenita de Arica, la cual parece una catarata de agua solida, y que fueron las primeras lámparas que se vieron en Iquique, en los restaurantes de la península.
"Pero acá arriba me encontré con cristales que son transparentes y con piedras nativas que nacen solitas en partes del desierto. Son aquellas que la intemperie y la humedad las va moldeando, y uno elige por claridad, por forma", cuenta.
Sin embargo, y pese a su empeño, tuvo que dejar ese emprendimiento, y retomar su profesión.
Las maderas nativas
Hoy por hoy, si bien trabaja en un servicio público, está retomando su pasión por la artesanía, buscando otras maneras de integrar parte de lo que provee la naturaleza de la zona.
"En este nuevo ciclo estoy trabajando con madera nativa que es tamarugo, algarrobo, queñua para hacer la base de la lampara. Y estoy trabajando con durmientes y pino oregón", precisa.
Dice que está dándose una nueva oportunidad de crear con identidad, por ello también cuenta con un registro fotográfico del trabajo de los artesanos de la región. "Conozco millones de artesanos, durante toda mi vida me he dedicado a esto. Me interesa relacionarme con lo que son talentosos, y los que tengan identidad, que ocupen materiales de la zona o los geoglifos, por ejemplo", sostiene Miguel.
"A todos le empezaron a gustar las lámparas. Los capitanes, los coroneles y a todas las autoridades".
Miguel Escudero, artesano y emprendedor de las lámparas de sal."