Las elecciones del pasado domingo en Chile, para los especialistas revistió de un hito histórico, al poder, -entre otras cosas- sumar a una nueva fuerza política, producto de la redistribución de distritos, modificación al sistema binominal, como también la incorporación de la denominada Ley de Cuotas, que permite que las mujeres deben contar con una representación como mínimo del 40% en sus candidaturas.
Como institución generadora de conocimiento, seguimos muy atentos por la baja participación ciudadana (pese que en esta ocasión creció) y el desinterés que tenemos como sujetos por interiorizarnos sobre el sistema y cómo los actores políticos ejercen sus funciones, facilitando así acciones reñidas por la ley, pero que al final del día no revisten un carácter esencial para el votante.
Hannah Arendt, en su trabajo "La Condición humana" (1993), destaca que la acción, representa la actividad, por la cual los seres humanos pueden transformar el mundo de la vida política, necesitando para esto, la participación de la comunidad y de la existencia de un espacio público en el que los ciudadanos puedan obrar, expresar y elegir libremente.
Para la filósofa, es la acción; la actividad política por excelencia, no representando esta, el mero desenvolvimiento de lo que estaba dado antes de ella, sino que otorga la posibilidad certera de un nuevo comienzo.
Y es precisamente eso lo que queremos alcanzar como Universidad Regional y Estatal, fomentando la construcción de un espacio público, que permita contribuir a la formación de sujetos informados bajo valores cívicos y laicos, de modo de poder revertir esta cultura política parroquial y súbdita, que definían los politólogos Almond y Verba (1967), donde el individuo tiene conciencia de la existencia de una autoridad, pero de manera pasiva y subjetiva, no esperando nada del sistema.
Creo firmemente, que a través de una educación pluralista e inclusiva, los actores del sistema, tendrán que rendir permanentemente cuentas a sus electores y ceñirse a las cualidades que Max Weber, en El Político y el Científico (1919), otorga para estos servidores públicos, como es la entrega apasionada a una causa, el sentido de la responsabilidad que guíe su acción, como también la mesura para guardar la distancia con los hombres y las cosas, como para vencer a su mayor enemigo, como es la vanidad.
"Como institución generadora de conocimiento, seguimos muy atentos por la baja participación".
Gustavo Soto Bringas,, rector Universidad Arturo Prat"