Los Sres. Maritain y Mounier estarían impresionados por cómo sus bases de la doctrina social de la Iglesia plasmada en una corriente social cristiana "no socialista", se han ido tergiversando y mutando.
En lo que inspiró al Sr. Frei Montalva, Leighton, Garretón y tantos otros idealistas que fundaron el Partido Demócrata Cristiano, la dignidad humana era el estandarte de la juventud conservadora que atrajo a jóvenes católicos, profesionales de la clase media, obreros y universitarios. Insisto, no es socialista ni comunista, pero vemos que hoy eso se une a una corriente totalitarista pudiendo llegar en la permanencia y, sin exagerar, a un fascismo de izquierda.
Esta colectividad es ahora una veleta que se arrima, golpea, tropieza con ideologías nunca antes concebidas y que está punto de naufragar. Rescato el espíritu, es la tarea, pero su definición de base no puede transmutarse. La igualdad de principios se basa en las oportunidades, en la horizontalidad del respeto. Yo no soy política, pero provengo de una familia partidista donde la DC arrulló mi cuna y nos hizo progresar en vínculos y cultura. Los camaradas de mi padre pudieron y pretenden continuar meciendo a la izquierda soberana, donde están las bases del principio. La oportunidad de la corriente conservadora y progresista nos ha mostrado que pueden llevar las directrices de un país y hacernos crecer a todos. Es un llamado a la cordura, a la DC de corazón, de esencia, el poder no es vuestro precio.
Las puertas a las nuevas alamedas que se proyectan a un futuro no tan incierto, muy difícil pero brillante de expectativas, de reivindicaciones para recuperar vuestro horizonte de solidaridad, para volver a ser vosotros mismos.
La bandera DC necesita flamear reivindicada en su esencia y es el momento de tomar la decisión y recuperar el rumbo.
Daisy Alarcón Valenzuela.