Carros Navideños: la tradición que inunda de alegría diciembre
Los niños esperan con ansías las dulces y los regalos que el viejito pascuero les trae a sus casas, mientras que los adultos se organizan para disfrazarse.
Más de 60 años de tradición tienen los carros navideños en la ciudad y al llegar diciembre inundan las calles con sus brillantes colores, personajes animados, el viejo pascuero, la música, los regalos y los caramelos.
Detrás de los carros corren los niños, recogiendo los dulces que dejan a su paso. Y con los ojos brillantes y la sonrisa de oreja a oreja, los pequeños ansían que entren a sus casas con el obsequio que pidieron en la tradicional cartita al pascuero.
Tradición
Esta hermosa tradición data de los años 50, cuando los trabajadores del correo y de las pesqueras, juntaban dinero para salir a repartir regalos a sus hijos, en sus propios autos, al menos esa es la historia que a Inés Monroy recuerda de su infancia. "A través de los años esa costumbre se fue masificando y comenzaron a adornar los autos, luego incorporaron al viejito pascuero para que entregara los regalos", explica Monroy.
Primero fueron los trabajadores del correo, luego los pesqueros, los mineros y hoy en día casi en todas las empresas organizan su propio carro alegórico.
"La tradición se mantiene con los años, se innova y cada vez es mejor. Yo he estado en otras regiones de Chile y en ninguna se celebra la Navidad como aquí", agrega Inés Monroy.
Los adultos vuelven a ser niños, pues llevan disfraces de Superman, La Mujer Maravilla, Batman y los super héroes que nunca pasan de moda.
Las familias preparan pan de pascua, galletas y bebida para recibir al viejito pascuero, mientras que los niños reciben los obsequios con emoción y los colocan debajo del arbolito, en espera de la nochebuena para abrirlos.
Disfrazado del Hombre Araña, Daniel Lizana, es uno de los organizadores del carro pascuero que representa a los croupuiers, del Casino Dreams.
Cuenta Lizana que es el tercer año que realizan la actividad. Ayer recorrían las calles del centro, pues debían visitar 17 hogares y llevar la alegría a los hijos de sus compañeros de trabajo.
La pequeña Luciana Tamburini, de 6 años, tenía las manos llenas de pastillas de colores y con una sonrisa dijo que los carros pascueros le parecían "bacán".
La niña dice que le pidió al viejito pascuero una muñeca que trae una bicicleta y una piscina.
Los iquiqueños celebran la Navidad de manera única en el país, demuestran su creatividad en la decoración de los carros pascueros y se disfrazan con los personajes de las películas favoritas de los ñiños.
En sus inicios, las empresas competían por tener el mejor camión, el más original y colorido. Ahora solo salen a la calle por diversión y para conservar la tradición.
Nunca Iquique está en silencio y menos en diciembre, porque cuando no son las olas del mar que arrullan con su sonido particular, es la música de los carros pascueros, de los pasacalles o de los cantantes ambulantes que siempre le ponen ritmo a lo cotidiano.