Francisca llegó a Iquique a estudiar y a salvar vidas
Opina que la prevención es lo que ayuda a evitar accidentes y dice que al mar hay que tenerle "respeto".
Nació en la capital y un verano vino a Iquique con sus padres. Les gustó tanto la ciudad que volvieron para quedarse.
Así comienza la historia de Francisca Silva Romero, quien tiene 28 años y hace un año ejerce como kinesióloga del Cuerpo de Salvavidas de playa Cavancha.
Llegó a Iquique hace 15 años, estudió kinesiología y es madre soltera. Dice que su felicidad es la playa y su pequeña hija de 2 años, quien la acompaña en sus jornadas de trabajo.
Afirma que lo que la motivó a ejercer el oficio es su amor por el deporte y "es un plus para mi carrera poder ser salvavidas", dice.
Cuando le preguntan que si le teme al mar, responde: "Al mar siempre hay que tenerle miedo y respeto".
"Mi máxima satisfacción es ayudar en el aprendizaje de las personas que se encuentran en situación de discapacidad y guiarlos en su ingreso al mar", asegura Francisca.
Accidentes
Cuenta que todos los días hay un herido, pero de poca gravedad, como fracturas de nariz, "porque las olas hacen que la gente se golpee contra la arena", comenta.
"Tenemos muchas luxaciones de hombro, porque las personas reciben el golpe de las olas de costado", explica.
Francisca recuerda que en el verano pasado a una joven de 17 años le dio una crisis de pánico dentro del mar. "La tuvimos que sacar, darle los primeros auxilios y estabilizarla", refiere.
Sugerencias
Esta kinesióloga está dispuesta a brindar ayuda, en especial en la temporada de verano, cuando miles de personas acuden a las playas.
"A cualquier persona le recomiendo que se proteja su piel, media hora antes de exponerse al sol deben aplicarse bloqueador solar, que utilicen lentes y gorros, sobre todo los niños pequeños", son las principales sugerencias que Francisca le hace a los bañistas.
Esta mujer opina que para evitar accidentes la prevención es la "palabra clave".
A los padres les recuerda la importancia de mantener a sus hijos vigilados, porque son inquietos y pueden tener un accidente al menor descuido.
Francisca señala que las personas deben fijarse en los colores de las banderas que hay en la playa, si son rojas significan que no es apta para el baño, mientras que las verdes simbolizan que sí está permitido.
A pesar de ser una de las pocas mujeres salvavidas de su equipo, Francisca se ha ganado el respeto de sus compañeros de trabajo y del público al cual presta servicio.
"Siento que además de respeto, existe un agradecimiento por la labor que realizo", comenta con orgullo.
Comida del mar
Como habitante de la costa, Francisca siente predilección por los manjares del mar y confiesa que viaja a la caleta Los Verdes, a 25 minutos de Iquique.
"Hay sectores donde venden mayor variedad de mariscos, uno de ellos es la caleta Los Verdes, donde se encuentran diversidad de productos del mar", añade.
Dice que cuando niña le gustaba pescar, pero ahora prefiere comer especies marinas y ver pescar a sus amigos.
Aparte de su gusto por las comida del mar y las actividades acuáticas, Francisca es buena para bailar y también disfruta de compartir en familia.
De Iquique le gusta, no solo sus hermosas playas, sino que "todo queda muy cerca y que hay trabajos en abundancia".
A Francisca le entretiene visitar los pueblos del interior, entre ellos Pica, porque son lugares "buenos para relajarse".
Finalmente, habla de que apoya todas las iniciativas que se generen sobre el tema de la inclusión y reconoce que aún falta mucho por hacer, pero lo importante es avanzar.
"Mi máxima satisfacción es ayudar en el aprendizaje de las personas que se encuentran en situación de discapacidad."
Francisca Silva,, kinesióloga."