El venezolano que halló en el ícono de Cavancha sus inicios como artesano
Con 36 años, y tras ser nueve años policía en Caracas, dejó su país para llegar a Chile, donde prueba suerte. Con este nuevo oficio busca reunir fondos para traer a su familia a Iquique.
Con 36 años, y tras ser nueve años policía en Caracas, dejó su trabajo de vigilante privado para llegar a Chile, donde prueba suerte. Con este nuevo oficio busca reunir fondos para traer a su familia a Iquique.
Son más de once horas que demora en terminar una docena. Trabajo que le toma todo el día, pero que afortunadamente no tarda más de una hora en vender.
Los compradores se aglutinan y por solo tres mil pesos se llevan un recuerdo de la ciudad, uno de una imagen que se ha transformado en un ícono a pesar del poco tiempo que lleva instalado en el paseo de Cavancha.
Es Tony Flores, oriundo de Caracas, Venezuela, desde donde llegó hace ocho meses para buscar un futuro mejor en Chile.
"Fue ingenioso, ya que a nadie se le había ocurrido", comenta un vendedor de manzanas confitadas quien se acerca a mirar el trabajo.
Tony debe estar atento a la venta, ya que si bien sus artesanías pueden consumirle todo el día, cuando llega con su producto listo a la playa la gente se le abalanza y varios a la vez le comienzan a preguntar el precio.
"Uno en tres mil y dos por cinco", dice Tony, mientras cuenta como se le ocurrió la idea de vender los recuerdos.
Hace un mes comenzó con la intención de hacerlo y luego de hacer varias pruebas de material se decidió por la madera.
"Quería hacerlo en cerámica, sin embargo es un material muy duro y no contaba con las herramientas para trabajar rápido", confiesa el venezolano.
Las pruebas de color se demoraron al menos dos semanas, donde "la idea era tener una réplica de las letras que fuera con los mismos tonos de las de verdad", afirma.
"Están lindas es un buen regalo o recuerdo de nuestra visita a Iquique", comenta, José Luis Paredes de Salta, quien llegó junto a su familia de vacaciones.
Todos los días Tony sigue el patrón que tiene dibujado y corta con una sierra caladora manual para darle forma a la artesanía, lo que le quita desde las 11 a las 17 horas. "No solo es cortar, sino también hay que lijar cada detalle para que quede bien, uso la hoja de la sierra la que envuelvo en la lija", comenta Flores.
Pero aunque pareciera ser un oficio de siempre, el venezolano de 36 años explica que este es su primer acercamiento a este tipo de trabajo, "Yo fui policía 9 años en Caracas, luego me dedique a trabajar de escolta privado",dice.
Cree que con esfuerzo todo se puede "y aquí estoy aprendiendo la artesanía por mi propia cuenta".
Lo último que realiza es el pintado, lo que hace a mano, y le demora varias horas hasta que se seca, "como a las 10 de la noche está listo todo y me vengo a vender, es en lo que menos tardo, ya que a las personas les encanta", asegura.
Dice que debe trabajar duro, ya que dejó a su familia en Caracas. "Extrañando, pero hay que ir para adelante, espero poder reunir lo necesario para traerlos", dice Tony, a quien en menos de media hora le quedan solo cuatro de las 12 artesanías que con esmero confeccionó durante el día.
Ahora Tony Flores está juntando el dinero para comprar una pistola de aire para poder pintar más rápido y que el proceso sea más rápido.
"Me vengo a vender, es en lo que menos tardo, ya que a las personas les encanta".
Tony Flores, artesano veneazolano."