Rodolfo Capino Valencia - FUENTE: Atlas Agroclimático de Chile.
Casi tres grados podrían subir las temperaturas de aquí hasta el año 2070 en la ciudad de Iquique, de acuerdo a las proyecciones plasmadas en el Atlas Agroclimático de Chile, que fue realizado por el equipo del Centro de Agricultura y Medio Ambiente (Agrimed) de la Universidad de Chile y apoyado por el Ministerio de Agricultura a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
El trabajo realizado por profesionales de diversas áreas busca proyectar cómo afectará en nuestro país el cambio climático en el largo plazo, de modo que sea una especie de marco de referencia para la industria agrícola.
La elaboración del proyecto duró 10 años y a fines del 2017 pudo ser publicado el Atlas Agroclimático de Chile, cuyos tomos analizan temperaturas máximas y mínimas, precipitaciones, humedad relativa, entre otros aspectos.
El primer apartado está dedicado a las regiones de Arica-Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Es así que en nuestra región, los profesionales a cargo de la investigación detallaron la información climática de 68 localidades seleccionadas, en donde se evidencia, por ejemplo, que en Iquique la temperatura en enero (el mes más cálido) podría llegar a los 29,7° C en el año 2050 y a 30,6° C en el año 2070.
"La temperatura máxima subiría un poco más de dos grados en Iquique, pero hay que considerar que la temperatura mínima subiría un poco menos. Las proyecciones señalan que la temperatura mínima podría llegar a subir entre 1,5 y 2 grados, o sea, en promedio estaría subiendo en el orden de los dos grados", afirmó Fernando Santibáñez, director del Centro Agrimed.
En ese sentido, los cálculos del Atlas Agroclimático advierten que en el futuro habrá mayor número de días cálidos en Iquique, es decir sobre los 25°C. Si en el 2015 (línea base) hubo 121 días como estos, hacia el 2050 serán 174 y en el año 2070 subirían a 238.
"Uno de los temas que hay que considerar con el aumento de las temperaturas es que la frecuencia de las temperaturas extremas y altas, especialmente en la pampa, debiera crecer, o sea, las temperaturas de 35 o 36 grados debieran ser mucho más frecuentes de lo que son hoy", manifestó Santibáñez.
De acuerdo a las proyecciones, el ingeniero agrónomo aportó que el próximo paso es comenzar a pensar en una agricultura altamente eficiente, en términos de uso de agua. Si se manejan bien las crecidas de los ríos o los costos de la tecnología para desalinizar el agua disminuyen, a juicio de Santibáñez, se podría posibilitar el fomento de una agricultura bajo protección.
"Es interesante empezar a pensar en las investigaciones que se necesita llegar a diseñar unidades productivas que puedan ser instaladas en el desierto bajo este concepto", remató el profesional.