Medición de ruidos y olores
La Superintendencia del Medio Ambiente implementó en Iquique una campaña de monitoreo que permitirá potenciar las labores de fiscalización gracias a la instalación de sensores para medir ruidos y olores molestos.
La iniciativa, denominada "Fiscalización 2.0", en el caso de los ruidos, cuenta con dos sensores de monitoreo en los domicilios de personas que ingresaron denuncias a la superintendencia, con el objetivo de medir los decibeles que reciben por parte de las fuentes emisoras denunciadas que pueden ser centros de entretención nocturna, gimnasios, construcciones, entre otros.
Respecto al monitoreo de gases, la superintendencia instaló dos sensores capaces de medir emanaciones de amoniaco y ácido sulfhídrico, ya que durante los meses de verano suelen presentarse denuncias debido a olores molestos asociados a las industrias de procesamiento pesquero.
Tanto los sonidos que se perciben en la ciudad como las emanaciones desagradables son situaciones que incomodan a iquiqueños, de acuerdo al sector donde se desenvuelven o viven.
No es una novedad que los principales perjudicados por los altos decibeles sonoros son los vecinos que viven en las inmediaciones de centros de entretención nocturnos. Por ejemplo, los habitantes de la Península reclaman por la mezcla confusa de sonidos durante las noches, por lo que llaman a que los servicios públicos fiscalicen con mayor severidad.
Con los olores molestos surge algo parecido, pues en el verano principalmente aparece una pestilencia que se hace manifiesta en el centro y el barrio industrial.
Las sanciones para quienes emitan ruidos molestos van desde la amonestación por escrito hasta la clausura con multas de hasta 10 Unidades Tributarias Anuales. Con los olores se generará una línea de base y ante episodios de olores molestos tener un comportamiento histórico para ver a qué hora, en qué jornada se producen, para también ejecutar fiscalizaciones.
La campaña es un buen precedente que debería mantenerse a través del tiempo para contar con datos fiables de las emanaciones, todo con el fin de que se solucionen estas situaciones y no se altere la calidad de vida de las personas.
"Tanto los sonidos que se perciben en la ciudad como las emanaciones desagradables son situaciones que incomodan a iquiqueños".