El jueves 22 de febrero de 2018 dejó de existir un gran amigo de Iquique, Pablo Daud, ex empresario y con gran trayectoria de dirigencia gremial. Quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo, rescatamos en él varias condiciones de liderazgo en su gestión, sin perjuicio de las debilidades que todo ser humano tiene por su propia naturaleza, las que me permito destacar:
Prudencia: siempre observé en Pablo Daud prudencia en sus palabras públicas que mostraban su parecer, con una voluntad de reflexionar frente a nuevos argumentos que pudieran modificar su posición inicial.
Humildad: en su forma de expresarse, saludar a las personas, independientemente de su posición política, económica, credo u oficio se destacaba en él su humildad, y con el afán de colaborar con personas que requerían un auxilio o ayuda.
Estudio: su afán de aprender, siempre consultaba sin temor alguno para obtener conocimiento digno de estudiar que fuera desconocido para él. Y su innovación del saber los integraba a su sabiduría de vida, generando una nueva reflexión por lo general de consideración desde su propia introspectiva personal.
Responsabilidad: actuaba con gran responsabilidad frente a sus obligaciones, demostrando puntualidad, interés y un gran compromiso, frente a las obligaciones que asumía, con esta característica de liderazgo invitaba a otros a tomar un comportamiento similar a las tareas que se debían cumplir.
Lealtad: en él siempre se caracterizó la lealtad con respecto a sus compromisos institucionales, en la Cámara de Comercio e Industrias como presidente, como miembro de la Junta Directiva de la Universidad Arturo Prat y, sobre todo, con sus propios trabajadores, mientras mantuvo en funcionamiento en su empresa e incluso en su proceso de cierre.
Respeto: por lo general le era muy frecuente la inspiración del respeto hacia los demás, independientemente si las personas le eran conocidas o no, detrás de esta característica consideraba la relevancia de la nobleza del ser humano.
Cumplía plenamente las condiciones de liderazgo innato, y él estaba consciente de ello. Podría haber sido un excelente político, pero su sabiduría de vida le hizo optar por un camino que todos le reconocemos su familia, empresa, amigos y especialmente por Iquique, creo que nos faltará Pablo Daud en las calles, y echaré siempre de menos sus palabras ¡Hola Tito!, ¿cómo estás muchacho? que quedaron grabadas en mi corazón.
"Cumplía plenamente las condiciones de liderazgo innato".
Héctor Varas,, economista Unap y consultor."