Madres del Tamarugal aprenden de energía solar en la India
Tres mujeres aymaras se capacitaron por seis meses en cómo instalar, reparar y mantener paneles solares.
Una experiencia inigualable fue la vivida por cuatro mujeres chilenas quienes ahora orgullosamente son "Mamás Solares".
Ellas son Isabel Caripán, Silvia Huarachi, Sunilda Flores y Sussana García quienes viajaron a Tilonia, en Rajastán, India, gracias al apoyo de Enersa, una empresa chilena de energías renovables no convencionales.
Fueron becadas por el Programa de Cooperación Técnica y Económica de la India (ITEC, por sus siglas en inglés) para seguir un curso de energía solar fotovoltaica en Barefoot College, un instituto que lo imparte solo a mujeres de zonas rurales de todo el planeta que no cuentan con acceso a electricidad.
Junto a 34 compañeras de 14 países tienen por misión llevar lo aprendido de vuelta a sus comunidades e iluminarlas con energía solar.
Sobre esta experiencia, Silvia Huarachi, quien proviene de Bajo Soga, describió que al llegar a India, el calor no hizo que disminuyeran sus ganas de aprender.
"Viajamos el 10 de septiembre del año pasado. Fue un viaje súper largo y cuando llegamos fue un encuentro cultural muy interesante. Es un país muy distinto al nuestro, hacía mucho calor y era como estar en un sauna", recordó.
Aprendizaje
En su capacitación aprendieron a fabricar un kit que instalarán en todas las casas de su comunidad, que incluye cuatro lámparas y un enchufe para cargar celulares y otros dispositivos pequeños. También elaboraron un kit para el taller donde enseñarán lo que aprendieron y fabricarán y repararán los componentes de los sistemas fotovoltaicos.
"Lo primero que nos enseñaron fue a aprender el inglés básico porque la barrera comunicacional nos complicaba. Durante un mes aprendimos el inglés que necesitábamos para comprender cómo se llamaba cada pieza que usábamos", contó y añadió que tuvieron a un profesor muy estricto que les exigía.
En cuanto al ambiente de clases, Silvia describió que junto a las 34 compañeras todo se hacía más sencillo porque se entendían en un idioma universal de señas y signos.
"A mí me gustó que el profesor fuese estricto porque ahí uno le ponía más empeño. Después que aprendimos el inglés el profesor suavizó su carácter y fue muy buena estrategia porque todas las mamás nos preocupamos en aprender bien el inglés", dijo.
Para Silvia contar con otras mujeres fue una ventaja ya que tuvo mayor afinidad con dos mamás de India, otra de Sudán y otras de España.
"Con la de España me llevaba bien porque me enseñaba inglés y yo me sentaba a su lado siempre. Hicimos una amistad. Con la mamá de Sudán, siempre tenía paz porque iba a su pieza y ellas oraban harto y a mi eso me tranquilizaba", expresó.
Como un reality describió Silvia todo lo vivido durante seis meses en Asia. "Había mujeres de todos los países con culturas distintas. Parecía un reality porque compartíamos muchas cosas como ir a pasear. Nuestra forma de hablar era con señas a la hora de hacer los trabajos e incluso me tocó modelar", dijo.
Finalmente señaló que en un sitio de cinco hectáreas en la comuna de Pica se planea construir el Centro Andino. Este impartirá cursos como el que se realiza en Tilonia, para mujeres de etnias originarias de Chile, Perú, norte de Argentina y Bolivia, dice Hernán Cortez, gerente de Enersa e impulsor de esta iniciativa, en convenio con Barefoot y la Corporación Comunidades Sustentables.
"Había mujeres de todos los países con culturas distintas. Parecía un reality".
Silvia Huarachi, mamá solar, sobre su capacitación en India."