La Escuela Thilda Portillo celebra 50 años de historia
Estudian casi 400 alumnos y cuentan con 21 profesores. Junto a los apoderados han hecho crecer la institución.
Exalumnos, profesores jubilados, exapoderados y toda la comunidad educativa actual participaron en la celebración del 50° aniversario de la Escuela Thilda Portillo, momento lleno de emotividad al recordar a los que se fueron y dejaron huella, así como para aplaudir a los que han luchado por hacer valer el lema de "educar con afecto".
"Yo llegué acá a comienzos del 2013, tuve la suerte de heredar un trabajo importante que venía desarrollando un grupo de profesores y así fue cuando establecimos nuestro eslogan", relató Héctor Inostroza, director del establecimiento.
"Todos piensan que los eslogan deben ir dirigidos al éxito y a tener mayor rendimiento, pero yo soy enemigo del rigor y muy amigo del amor, por eso creo que nuestros niños lo que más necesitan es cariño y comprensión", afirma Inostroza, quien lidera una comunidad educativa conformada por casi 400 alumnos, desde prekínder hasta octavo básico, guiados por 21 profesores.
Más afecto
La escuela tiene tanta demanda de cupos que hay aulas con 42 alumnos, porque la política de la institución es aceptar a todos sin distinción, de allí que estudien niños con diversos problemas, tanto de conducta como de aprendizaje.
El director asegura que bajo esa premisa de "educar con afecto" lograron ser el colegio con mayor puntaje de la comuna en la prueba Simce, durante tres años consecutivos, desde el 2014 hasta el 2016.
"Tenemos que construir una sociedad tolerante y eso no se logra con rigor, sino con afecto. Yo llego todos los días antes de las 7 am y espero a los alumnos, los saludo, los abrazo y les deseo un buen día, también saludo a los profesores y a los funcionarios, eso nos ha permitido formar parte no de una escuela, sino de una familia", comentó Inostroza.
Trayectoria
Seis años trabajando en la escuela lleva Luis Ramos Rojo, primero como inspector general y luego como encargado de convivencia, y se siente orgulloso de formar parte de un gran equipo.
"Tenemos 210 alumnos prioritarios y nos da la satisfacción de sacarlos adelante, eso es un desafío, al igual que motivar a los apoderados a educarlos con afecto", indicó Ramos.
El techado, la pavimentación del patio y la colocación de máquinas de ejercicios suman entre los logros conseguidos con el apoyo de los vecinos, apoderados, profesores y autoridades municipales.
Ramos señala que cuentan con 78 alumnos extranjeros, entre venezolanos, cubanos y colombianos, que se integran en un ambiente intercultural.
También tienen un comedor donde ofrecen 180 raciones de alimentos para los niños más vulnerables, además del desayuno y la colación.
Historias humanas
Katina Turres Portillo es la única hija de Thilda Portillo, quien en vida fuera subdirectora de la escuela y después de su trágica muerte fue homenajeada bautizando la antigua Escuela E-78 con su nombre.
"Mi mamá era folclorista, actriz de teatro y recitaba poemas. La atropelló un vehículo a la edad de los 51 años, cuando venía camino a la escuela. Esa mañana nos despedimos y no la vi nunca más con vida", comentó con la voz entrecortada por la emoción de ver como aún la recuerdan con cariño.
Otra historia que se entrelaza con la de Katina es la de Katalina Hinojosa Flores, pues sus tres hijos estudiaron en esta escuela. Ella vive al frente y se siente como parte de la familia, a pesar de los años que han pasado.
Miles de vivencias se encuentran en los espacios de la Escuela Thilda Portillo y así conocimos al profesor jubilado Jorge Centeno Pérez, quien es el autor del himno que identifica la institución, con orgullo dijo que dedicó 36 años de su vida a educar a sus alumnos.
Otra persona que se ha robado el corazón de quienes la conocen es Narcisa Ticuna Taucare, quien hace 26 años se desempeña como auxiliar de aseo, es oriunda del pueblo de Huarasiña.
"Entré el 9 de marzo de 1992 y fue algo maravilloso, yo nunca olvidaré que este trabajo me abrió las puertas de todo. Recibí mi primer sueldo y supe lo que era tener unos cuantos pesos en el bolsillo, porque antes trabajaba en las chacras. Me vine, porque se secó el agua en el pueblo y mis hijos entraron a estudiar acá", un relato que aún la hace llorar de emoción, así es Narcisa, a sus 70 años.
"Tenemos que construir una sociedad tolerante y eso no se logra con rigor, sino con afecto".
Héctor Inostroza,, director."