Día del Patrimonio
Este fin de semana se celebrará por vigésima vez el Día del Patrimonio. La iniciativa que partió en 1999 con solo 17 inmuebles abiertos, ya se transformó en la principal fiesta cultural del país.
En la región esta actividad se vive intensamente, no solo por la apertura de edificios con gran historia y por tener los únicos Patrimonios de la Humanidad de la Unesco de todo el norte, como son Humberstone y Santa Laura, sino porque cada vez son más los lugares que se suman.
En este sentido, la instancia de encuentro ciudadano incluye la apertura de edificaciones, bibliotecas, museos y centros culturales, la generación de talleres, seminarios, encuentros, carnavales y recorridos con guías vestidos a usanza antigua, donde la mayoría considera un acceso gratuito.
Este día además se logró posicionar como un paseo para toda la familia, donde las personas se dan el tiempo para acercar a las nuevas generaciones a la cultura que muchas veces está frente a nuestros ojos, pero que el día a día impide que nos detengamos a observar y reflexionar en torno a este inmenso tesoro.
Asimismo, la cita nos pone enfrente el desafío de cómo abordamos su conservación, tanto con medidas de prevención y sanciones para quienes lo destruyen, como también con obras de restauración, que si bien muchas veces implican un gran costo económico, el Estado debe hacerse cargo con el fin de que las nuevas generaciones puedan conocer más de su historia.
En ese contexto, el Gobierno Regional se puso como desafío, en su primera cuenta de gestión, recuperar monumentos que se mantienen en estado de abandono por muchos años, como los de Pisagua o la ex Aduana, pero también el hermoseamiento de las fachadas de Baquedano y apoyar el proyecto de Centro de Interpretación del Yodo, en la ex oficina Santa Laura.
Con el cuidado del patrimonio, también ayudamos a mantener la identidad, esa que hace tan única a la región de Tarapacá, con una historia minera que data de tiempos prehispánicos y que ha pasado por distintas etapas dejando su huella en ciudades y localidades, no solo a través de sus edificios, sino con sus costumbres y tradiciones, que se han pasado por generaciones.
"Con el cuidado del patrimonio, también ayudamos a mantener la identidad, esa que hace tan única a la región".