El problema del Hospital de Iquique a esta altura ya es crónico, de tan larga data que sería difícil achacarle a uno u otro gobierno sus eventuales responsabilidades. En el fondo es el Estado el que nunca ha tomado en serio la brecha entre las demandas de una población creciente, con una pirámide demográfica invertida, y la necesidad de tratamientos e intervenciones cada vez más costosos pero que salvan vidas frente a la oferta de camas, policlínicos, pabellones, camas UCI, equipamiento, personal e insumos que se requieren para responder a esas demandas.
Si bien la mala administración y el despilfarro de recursos es un mal endémico en la administración pública que se debe abordar, en el tema Salud es un tanto diferente. Cada peso ahorrado o una deuda no adquirida en Salud, es un paciente menos que recibe su tratamiento (piense en un caso oncológico), es un enfermo que no tiene acceso a una cama UCI ( y que es sentenciado a fallecer) o una prótesis de cadera menos que le devuelva la movilidad a un adulto mayor.
Y ese constante dilema clínico, administrativo, ético y moral lo debe asumir el equipo de salud que trata a esos enfermos, y los directivos que finalmente toman las decisiones. Qué fácil es criticar todo desde una oficina administrativa y sin tener idea de salud... por favor.
Sabrán algunas autoridades cuántos pacientes con cáncer se quedarían sin tratamiento o cirugía, cuántos adultos con infartos cardíacos no tendrían opción a un stent coronario para seguir viviendo o cuántos enfermos verían afectada su calidad de vida si se redujeran los costos en prótesis para Traumatología o Neurocirugía. Seguro que no conocen la respuesta y seguro que no tienen idea cuánto cuesta todo eso.
Sin embargo, son vehementes en su diagnóstico y en recalcar el tema de la deuda hospitalaria solamente como un problema de Gestión. Nada más mezquino y equivocado que eso.
Espero, por el bien de la comunidad de Iquique, ciudad a la que llegué hace exactamente 10 años a trabajar en el Hospital, que todos los involucrados en la toma de decisiones relativas a la Salud de Tarapacá se reúnan, dejen las pequeñeces políticas de lado, los análisis miopes y simplistas, y hagan un trabajo serio por dignificar la atención en salud de quienes lo necesitan, y no olviden que en salud, aunque les cueste entenderlo, muchas veces ahorrar significa muerte.
Sergio Aguilera,
neurocirujano
Hospital de Iquique