Este fin de semana recién pasado se conmemoró al patrimonio, mientras el movimiento feminista llegaba a su máxima expresión con la toma de la Universidad Católica, acción solo comparable con las tomas de los años 1967 y 1968.
El actual movimiento social feminista, tiene en común con otros anteriores en la recurrente crítica al sistema imperante, en este caso se ha denominado "patriarcal", otros movimientos hablan de "oligárquico", "colonialista", etc. La crítica al status quo suele asociarse con una ruptura con la tradición, sin embargo, no todo cambio social es por definición progresista ni toda defensa de las tradiciones es conservadora, a veces, en la sociedad humana es posible que exista involución de las instituciones. Los epistemólogos han tenido gran dificultad para demostrar que la ciencia es una institución que siempre progresa, con mayor razón no podemos afirmar que las instituciones que operan en el campo de la cultura siempre den saltos hacia adelante.
Hace algunos años fui a contemplar algunas estatuas decapitadas en el castillo del pueblo de Vizille, en Francia, donde se dice se inició la revolución francesa, que fue una crítica a un sistema aristocrático. Por cierto, es posible que alguien considere que la destrucción de las cabezas de esos aristócratas franceses sea también una destrucción del patrimonio, para otros, entre los que me cuento, las estatuas descabezadas son el verdadero patrimonio que debemos preservar, porque ellas nos hablan de un momento histórico fundamental en el desarrollo espiritual de la sociedad moderna. La revolución francesa fue efectivamente un salto adelante, donde los valores de fraternidad, libertad e igualdad fueron los pilares del cambio cultural. En cambio, las destrucciones del Buda de Bamuiyan o de las ruinas de Palmira, son saltos hacia atrás. Y en nuestro propio país, ¿cuánto no se ha destruido precisamente en nombre del progreso?
Curiosamente, con los años, se ha reconocido la obra del presidente Charles De Gaulle, quien entonces era acusado de autoritario y, sin embargo, dimitiendo demostró una conducta democrática que no encontramos, por ejemplo, en caudillos populistas latinoamericanos que se autodefinen de progresistas, incluso revolucionarios.
Esperemos que este movimiento feminista sea un salto adelante, generando un cambio cultural relevante en las estructuras sociales y en la mentalidad de una sociedad chilena que todavía requiere recuperar la serenidad e iniciar la reflexión.
"Esperemos que este movimiento feminista sea un salto adelante".
Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014"