Naguib Danilla Segovia - La Estrella de Iquique
Poner en valor las edificaciones es el objetivo que tiene trazado el Ministerio de Obras Públicas con el proyecto de restauración de la iglesia San Antonio de Padua y el Convento Franciscano ubicado en la esquina de calle Latorre con 21 de mayo.
Es el rescate que quiere hacer el MOP de una construcción que se remonta al año 1890, de influencias neoclásicas y con estructura de pino oregón, la edificación es el recuerdo del Iquique en la época del salitre.
"Estamos en la fase de diseño. Se hizo un levantamiento general a principios de julio con una participación ciudadana. Se están haciendo todos los sistemas metodológicos para poder empezar a definir qué es lo que necesitamos en un diseño de restauración definitiva. (...) Ya merece una puesta en valor y dejarlo de la mejor manera para la gente de Iquique", dijo el seremi del MOP Tarapacá, Patricio Altermatt.
Fase de diseño que tuvo un costo de $125 millones, y que tendrá otra instancia de participación ciudadana el próximo 23 de agosto. Esperan contar el 2020 con el financiamiento para ejecutar la restauración.
"Vamos avanzando con el Teatro Municipal, y es la idea de rescatar todos estas arquitecturas esplendorosas que dan cuenta de la época del auge del salitre", comentó la autoridad.
El párroco a cargo de la iglesia San Antonio y el Convento Franciscano, Claudio Pumarino, sostuvo que en su comunidad recibieron con alegría y esperanza el proyecto. Para él es una muestra de preocupación que tiene la comunidad local con la edificación, que considera un punto de referencia para el barrio del sector centro.
"Ciertamente el paso del tiempo refiere a que ciertos espacios deben ser intervenidos. Hay problemas con termitas, algunos retablos presentan mayor deterioro, no así el edificio a nivel estructural.
Uno que conoce bien la importancia de esta construcción en la historia de la ciudad es Bernardo Guerrero, sociólogo estudioso del patrimonio intangible de la región. Para él la construcción significa un ícono del proceso de evangelización que hicieron los franciscanos en la capital regional.
"Representa la llegada de los curas al Norte Grande, que era considerado una zona pagana, una zona de indios e incivilizados. Lo que hace la iglesia es venir a evangelizar mediante estos dispositivos, que se instalan en un lugar bastante marginal y popular del Iquique de esa época", concluyó.