Por primera vez en 7 años, el país se encuentra en uno de sus mejores escenarios para enfrentar cualquier tipo de reforma. Con una expansión económica de 4,8% en el primer semestre, Chile calificó como el país de mayor crecimiento entre sus principales pares latinoamericanos, hazaña que no conseguía desde 2011.
Si bien hasta el 2014 el crecimiento económico fue muy superior a la Unión Europea, luego de esta fecha la situación se invirtió, haciendo que economías como la peruana, colombiana e incluso la brasilera que con una expansión de 0,2% superaba el avance nacional de 0,1%.
Pese al adverso escenario internacional y aunque hace tan sólo un año tocamos fondo en todos los rankings internacionales, Chile vuelve a crecer más que el mundo en 2018, recuperando y prolongando el tan anhelado camino a la recuperación. Es por esto que, vengan las reformas tributarias, las reformas a las pensiones que el Gobierno no pudo haber creado un momento más propicio para cultivar éstas iniciativas. Y aunque el ciudadano aún no vea los efectos reales, en unos meses más verá cuánto más fácil se le hará conseguir un empleo de mejor calidad.
Casen 2017
Una de las razones principales que planteó el Gobierno de la ex presidenta Bachelet para realizar una reforma Tributaria y laboral fue incidir positivamente en la redistribución del ingreso, sin embargo, dados los recientes datos de la Casen parece que tuvo un efecto completamente contrario al anticipado. Según las cifras, la agenda impulsada por la administración anterior no cumplió con el objetivo declarado, la pobreza en sus múltiples dimensiones se mantuvo y la desigualdad entre los ingresos del trabajo del 20% más rico con respecto al 20% más pobre aumentó.
La reforma tributaria desincentivó la inversión, lo que redujo la capacidad del país de crear empleos. La reforma laboral rigidizó el mercado, estancó los ingresos y derivó en el despido de cientos de personas.
El aumento de impuestos iba a llevar más recursos a los más pobres para disminuir la desigualdad. Falso. Sólo los deciles del III al IX recibieron más subsidios. Somos uno de los países con mayor desigualdad de la OCDE, y no es novedad que permanezca en términos similares a los de 2015 si continuamos con este tipo de políticas. Urge un cambio, y si es necesario modificar gran parte de la agenda de Bachelet en un corto plazo, es un riesgo que se debe afrontar para reducir la brecha de inequidad.
Santiago Amenabar
Sociólogo
Patricio González B.
Ingeniero