Lecciones de dos litigios
Opinión
Si bien aún no conocemos el fallo de la CIJ de la Haya, respecto de la demanda boliviana, ya es posible sacar algunas lecciones de este incómodo litigio y también del litigio anterior con Perú. Haber formado parte del Grupo de historiadores que asesoró a la cancillería respecto de la demanda boliviana (en agosto el agente Grossman se despidió de nosotros con moderado optimismo) y, por otra parte, haber formado parte del Grupo de Generación de Diálogo Chile-Perú, organizado por la Fundación Konrad Adenauer y los institutos de estudios internacionales de la universidades de Chile y Católica del Perú, me permiten compartir algunas impresiones. Considero que la alta calidad de las relaciones sociales, culturales, económicas entre Perú y Chile, fueron clave para que las autoridades llamaran entonces a la prudencia y no permitieran que la descalificación y la deshumanización del otro estuvieran en los titulares de los periódicos. Aunque el fallo de la CIJ pudo -con razón- haber sido rechazado por la opinión pública chilena y también la peruana, no fue así, porque lo que prevaleció fue el sentido práctico y el realismo, a tal punto que ambos países pasan hoy por uno de los mejores momentos en sus relaciones no solo diplomáticas, sino principalmente paradiplomáticas. Probablemente, Chile tendrá un papel simbólico relevante en el homenaje que le hará al Perú por su bicentenario, el próximo 28 de julio del año 2021.
En cambio, el proceso de la demanda boliviana ha sido exactamente lo contrario, las autoridades de La Paz contaminaron permanentemente las relaciones bilaterales, muy ricas en lo social y cultural, con el litigio marítimo, a tal punto, que fuimos testigos de problemas fronterizos de baja intensidad que escalaron hasta transformarse en incidentes diplomáticos. Lo anterior me hace suponer, espero equivocarme, que sea cual sea el fallo, no volveremos a tener buenas relaciones bilaterales como has que vivieron ambos países en la década de 1950. Irónicamente, existen en Bolivia como en Chile muchas razones para la integración y la cooperación, así como importantes actores que abogan honestamente por una mayor hermandad entre ambos pueblos. Sabemos que los litigios continuarán, nos espera el del río Silala y, no sería extraño, que vuelva a surgir el caso del río Lauca.
El esperado fallo de la CIJ de la Haya se develará hoy, sabemos que las posiciones maximalistas no tendrán cabida, es decir, la Corte no obligará a Chile a negociar una transferencia territorial (con o sin soberanía) a Bolivia, pero tampoco será solo un llamado al diálogo sin resultado práctico. La incertidumbre está en ese espacio ubicado entre esas dos alternativas maximalistas, y también en la creatividad de esta Corte que, esperamos como chilenos, no sea muy novedosa, pues podríamos llevarnos una ingrata sorpresa.
Estoy convencido que Bolivia y Chile deben potenciar la paradiplomacia entre ambas naciones, darle paso a otros actores -diferentes a la diplomacia tradicional- para que profundicen los lazos comerciales, educacionales, artísticos, deportivos, científicos, etc., luego vendrán los políticos y los diplomáticos, quizás las próximas generaciones podrían escribir otras páginas, más optimistas sobre nuestros bellos países, que la naturaleza los creó para ser complementarios.
"No obligará a Chile a negociar una transferencia territorial".
Sergio González Miranda"