La importancia de las calles es tan evidente que por lo general, la pasamos por alto. Gran parte de nuestras vidas transitamos por ellas. Reparamos en su existencia cuando eventos extraordinarios nos recuerdan el dolor de la muerte. Los funerales, las romerías, o bien la alegrías, como la de los viejos pascueros, los triunfos de Deportes Iquique, o bien en las protestas contra ciertas injusticias. Los ensayos de los bailes religiosos y la despedida en la plaza Arica, para irse a La Tirana. La calle es nuestra segunda piel, ese otro habitat donde es posible el encuentro con el Otro.
En décadas pasadas era la fiesta de la primavera y en febrero el carnaval auto-gestado desde los barrios populares, en la que se colmaban las calles. Callejear y callejeros las expresiones que evidencian nuestra sociabilidad. La calle es libre enfatiza la canción de José Carbajal, el Sabalero y que populizara Leonardo Favio.
Iquique es una ciudad de calles abarrotadas de gente. Depende eso si de la hora. Diciembre es el mes de la más alta concurrencia. Repletas de peatones y de camiones, de autos y de voces. Gente rauda, gente alegre, gruñones. En fin.
El 21 de diciembre de 1908, a un año de la matanza en la escuela Santa María, una perqueña romería de obreros con sus estandartes enlutados desfila hacia el cementerio Nº2, van a recordar a los caídos un años atrás. Había un silencio sobrecogedor. Los pasos firmes, calamorros tal vez, marcaban el paso, al ritmo del dolor. El periódico el Pueblo Obrero, plantea que ese día debiera ser feriado.
Nada queda de esos pasos y menos de esos estandartes enlutados. La memoria de esos hechos ha sido transformada en una fecha histórica que ha perdido su eficacia épica. Los obreros portuarios de Valparaíso, no saben de esa lucha. Sólo unos pocos en Iquique se han juntado para recordar la matanza. José Briggs, "el rucio obrero ardiente" nos vuelve al presente un par de días de diciembre, el resto del año lo cubre el olvido. La calle también pierde la memoria. Si las calles hablaran...
"Iquique es una ciudad de calles abarrotadas de gente. Depende eso si de la hora. Diciembre es el mes de la más alta concurrencia".
Bernardo Guerrero Jiménez,, sociólogo"