La Patagonia chilena entra fuerte en la producción de cerezas
La gran mayoría de su exportación tiene como destino Asia y en especial el mercado de China.
Economía - La Estrella
La agricultura de Chile se está expandiendo a rincones del país donde muchos pensaban plantar era una pérdida de tiempo.
El ministro de Agricultura, Antonio Walker, realizó una gira por la región de Aysén. Fue en ese marco que visitó Chile Chico, ciudad de la Patagonia chilena ubicada en la costa sur del lago General Carrera, donde un grupo de productores están apostando por el cultivo de cerezas en uno de los lugares más extremos del mundo.
En esa zona los huertos producen fruta que se exporta a China, un país donde el consumo de este carozo aumenta exponencialmente cada 5 de febrero como consecuencia de la celebración del denominado Año Nuevo Chino. Una fecha en que los asiáticos regalan cerezas, ya que según su creencia trae suerte.
Por ello, tras constatar en terreno el trabajo de los agricultores y dialogar sobre las ventajas comparativas de la zona para la producción de esta cotizada fruta en Asia, el secretario de Estado dijo que es "es impresionante ver en terreno lo que está haciendo Chile Chico y la región de Aysén en materia de fruticultura... uno llega a un vergel, acá hay agua, clima y un suelo muy particular. Aquí tenemos un producto de altísima calidad, muy firme, muy crujiente, con mucho sabor, que reúne todas las condiciones para conquistar los mercados internacionales, realmente vemos que esta comuna no es solamente ganadería y hortalizas, sino que tiene un futuro en cuanto a desarrollar la fruticultura y la viticultura muy potente".
Javier Cereceda de Austral Cherries -uno de los huertos que visitó el titular de la cartera del agro- explicó que han trabajado con cuatro variedades de cerezas y después de un tiempo aprendieron cómo hacerlas producir en la zona. En ese sentido, el resultado arrojó que "los asiáticos tienen una preferencia por las variedades Kordia y Regina, pero también por Lapins que tiene condiciones organolépticas bien buenas. A los asiáticos les gustan por su firmeza, su textura y por una crocancia especial que tienen", aclaró.