Ranking de transparencia
Tras el informe del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que realiza Transparencia Internacional, se reveló que Chile, a pesar mantener el mismo puntaje, sigue bajando en el ranking, llegando al peor lugar de su historia.
El país volvió a caer un puesto, pasando del 26 al 27, lo que significa su cuarto retroceso consecutivo desde 2014, no obstante a nivel continental solo se ubica bajo Canadá, Estados Unidos y Uruguay.
De acuerdo al vigésimo sexto Índice de Percepción de Corrupción (CPI), Chile mantuvo los 67 puntos que obtuvo el 2017, sobre un máximo de 100. Aun así, es el segundo mejor ubicado de América Latina, mientras que en los últimos escalones de la región se encuentran Venezuela y Nicaragua.
Muchos dirán que la corrupción en Chile ha aumentado y que quienes la niegan solo tienen una visión ingenua u optimista de las cosas.
Primero, es difícil saber si el fenómeno efectivamente crece; en segundo término hay casos que han causado un enorme impacto en la población, particularmente en Carabineros, el Ejército y con el financiamiento ilegal de la política. Hay mucho que hacer allí; eso es un hecho y sin lugar a dudas estos casos fueron los que marcaron que el pais descendiera un puesto.
Sin embargo, la sorpresa e indignación que causa en la población el conocimiento de estos actos es un buen síntoma, pues lo crítico sería que la sociedad no se escandalizara, cuestión que sería un signo de un relajo completo de las estructuras.
Según la visión de Chile Transparente, el país requiere que se perfeccionen los sistemas de denuncia y que se fortalezcan las instituciones encargadas de perseguir este tipo de delitos, como también que exista mayor protección a testigos y víctimas de la corrupción.
En este sentido, es importante que las autoridades puedan tomar en cuenta las exigencias de mayor probidad de parte de una ciudadanía cada vez más empoderada y para ello se pueden seguir los ejemplos de países exitosos en esta materia, pero sobre todo mostrar una conducta que permita informar todas las acciones y desarraigar totalmente las prácticas oscurantistas que aún se mantienen, sobre todo en regiones extremas.
"El país requiere que se perfeccionen los sistemas de denuncia y que se fortalezcan las instituciones encargadas de perseguir este tipo de delitos".