Los desafíos que evidencia el mal tiempo en El Tamarugal
Hace 20 años que la región no sufría tan fuertemente los embates de un frente de lluvias estivales. Expertos indican que se deben considerar criterios científicos y de infraestructura para afrontar los cambios climáticos.
Calentamiento global, cambio climático, deforestación del Amazonas, fenómeno de la Niña o del Niño, cualquiera sea la razón, hacía 20 años que las lluvias estivales o el mal llamado "invierno altiplánico" no afectaba tan fuertemente en El Tamarugal. Es así que el saldo dejado por este fenómeno, hasta el momento, es de 2 fallecidos, más de 600 damnificados y 379 personas aisladas y según el pronóstico entregado por la Dirección Meteorológica de Chile, hoy domingo inclusive, se mantienen las probabilidades de tormentas eléctricas en el interior, por lo que el llamado de la autoridad a la precaución se mantiene. Para los expertos, en cambio, este no es un fenómeno aislado pues cada cierta cantidad de miles y cientos de años, ocurre un evento similar por lo que el desarrollo y la infraestructura del hombre debe siempre ir creciendo a la par con el comportamiento de la naturaleza.
Christian Herrera, doctor en Hidrogeología y académico de la Universidad Católica del Norte, explica que eventualmente cada 20 años se produce un invierno altiplánico bastante fuerte, más allá de lo normal, "pero son ciclos y ha ocurrido muchas veces, son de mucha intensidad y nos asombran por el lado de la destrucción, pero hace falta más evidencia para decir si se trata del cambio climático o no", señaló. Asegura que el clima en los últimos años ha mostrado eventos de precipitaciones bastante anómalos. Por ejemplo, el ocurrido en el 2015 cuando se produce una lluvia en el mes de marzo muy destructiva, que se asumía provenía por el Pacífico pero desde el Ecuador.
"El cambio climático es un hecho y se puede constatar por diversos criterios cuantitativos como los datos de Co2 en la atmósfera, calentamiento de la temperatura global, derretimiento de los hielos, en fin son muchas cosas que señalan que existe un cambio climático en sí, pero ahora decir que estas lluvias se relacionan con este cambio climático, es un poco aventurado. Es difícil hacer una relación, es un poco aventurado, aún no hay evidencia", agrega.
Según el académico hace 10 mil años, mucho más aún, a fines de pleistoceno, en el altiplano habían grandes lagos y entonces estas lluvias son escasas comparadas con lo que ocurría ya que había mucha precipitación, mucha más de la que se visualiza actualmente, "entonces todo depende del ciclo y escala con la que queremos medir estos eventos", indica.
Herrera asegura que en este siglo, un aumento de las lluvias, que podía deberse al cambio climático o cambio de ciclo o al efecto que corresponda, es diferente porque está el hombre con su sociedad moderna, con ciudades, desarrollo y por eso son devastadores para la infraestructura pues es el hombre el que trata de dominar todas las cosas e intenta tener también poder sobre la naturaleza.
"Arriba en el altiplano estamos aún bajo el efecto de la Niña, es complicado porque además estamos pasando hacia un fenómeno del Niño, es un ciclo de cambios. Sucede que Chile en estos últimos 40 años ha tenido un desarrollo importante en cuanto a infraestructura para el norte, pero esta se ve dañada cuando este tipo de lluvias llegan y ocurren cada 20 años y no nos puede extrañar por ningún motivo que mientras más importante la infraestructura mayor el daño. .
cambio climático
Para el doctor en Geografía y profesor asistente del Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas, Universidad de Tarapacá, Oliver Meseguer, en 50 años no se había percibido la cantidad de lluvia caída en esta semana en el altiplano. "Es inevitable cuestionarse qué hay de diferente en este invierno altiplánico, respecto de los anteriores, por lo que hay determinados factores decisivos en este hecho. Pero conviene señalar que el sistema climático tiene una propia variabilidad natural que le es inherente, por lo tanto un hecho aislado como el que estamos presenciando en este momento no puede ser únicamente atribuido al cambio climático pues cuando no estábamos en este contexto de calentamiento global también ocurrían estos eventos en situaciones concretas, como la que estamos pasando actualmente, es decir un invierno altiplánico con una alta presión en las capas de la atmósfera y que trae humedad de la cuenca del Amazonas, además tenemos una situación de fenómeno del Niño moderado por lo que las aguas superficiales del pacífico ecuatorial están ligeramente más calientes de lo habitual, lo que contribuye que haya una mayor humedad en la atmósfera y estos dos factores han generado que la precipitación sea mayor", explica Meseguer.
El doctor en Geografía asegura que en el contexto del cambio climático, estos fenómenos serán más frecuentes sobre todo en la zona del altiplano de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta pues en los últimos 50 años y como consta en los registros instrumentales, ha habido un aumento de las cantidades de lluvia recogidas en un solo día o concentración diaria de la lluvia y "es de esperar que estos eventos de lluvia sean más frecuentes, no podemos asegurar que sea por ejemplo cada cinco años, nadie tiene la capacidad de prever el tiempo meteorológico de dentro de cinco años, pero es de esperarse que si antes pasaban cada 40 años ahora pasen cada 20", agrega.
Meseguer indica que la ocurrencia tiene que ver con estar en un planeta que se ha calentado y lo seguirá haciendo, por lo que el aporte de humedad del océano hacia la atmósfera seguirá elevándose. Asimismo cree que un hecho "aislado" como el de esta semana en el altiplano, no puede ser atribuida al cambio climático a menos que se repita y adopte cierta frecuencia y se convierta en una "expresión" de la variación del sistema climático.
Para el experto, la sociedad actual debe aprender a vivir con esta situación que va a seguir desarrollándose y evitar que sean las personas de menos recursos los más afectados siempre, por ser quienes se han asentado en el lecho de los ríos. "La falta de una cultura de territorio en las nuevas ciudades, la migración de las personas de los poblados hacia las capitales comunales, han hecho que las poblaciones se asentaran en lugares donde históricamente baja el agua. En nombre 'quebrada' indica que por ahí baja el agua y si las poblaciones se quedaron cuando el lecho del río estaba seco, esa falta de cultura territorial ha hecho que en la actualidad se deba evacuar mucha gente de las poblaciones y también lamentar pérdidas materiales e incluso vidas", agrega.
Emergencia
Si de algo está seguro el experto Michel De L'Herbé, es que en Chile sabemos si nos hemos preparado adecuadamente para una emergencia cuando la tenemos en frente. Entonces entendemos si se han hecho las acciones adecuadas previas y probablemente es el momento en que conocemos si tenemos un déficit relevante en nuestro propio sistema de alerta.
"Desde el año 2011 hay un proyecto nuevo de institucionalidad, precisamente por las fragilidades que se detectaron el año 2010 en el 27F y ese proyecto sigue aún sin la debida priorización por parte de los diferentes gobiernos que han estado desde esa época, por lo tanto hoy día, ya tal vez es tarde para establecer ciertas capacidades que son puestas a prueba en momentos de la emergencia, una de ellas y la política pública más importante que se debe tener es la organización de entrenamiento comunitario, los sistemas modernos son desde la base hacia el centro, de manera que ese encadenamiento con la autoridad esté debidamente afianzado con capacidade, en los niveles locales y en la misma comunidad, para poder reaccionar de manera coherente cuando estamos en un momento de estrés, de tensión, donde la maquinaria debe ser ágil, eso se construye antes", señala De L'Herbé.
Asegura que "los promedios ocultan información", en ese sentido explica que si se toman en un estudio los terremotos y maremotos de los últimos 500 años seguramente se sacará una recurrencia determinada, pero durante los últimos ocho años han habido megaterremotos y maremotos en mayor cantidad que en los últimos 30 años, por lo tanto, resalta el experto, se debe tener precaución con los promedios y estar preparados para lo peor.
"Todo esto de hace 20 años, 50 años, ya no sirve en la actualidad, desde el punto de vista meteorológico. Se está construyendo una nueva dinámica y por lo tanto debemos siempre mirar el peor escenario y ese es un tema de intensidad, va a llover donde no llueve habitualmente, probablemente con mayor recurrencia pero además con mayor intensidad", explica.
Michel De L'Herbé indica que primero que todo se debe efectuar una organización y entrenamiento comunitario, que eso no se pierda y proyectarlo desde el centro de madres, clubes de adultos mayores , clubes deportivos, como un capital humano que se organice y entrene para temas de emergencia. En segundo lugar, los municipios son clave y necesitan estar empoderados y en conexión con la comunidad para tomar decisiones en conjunto. El experto se refiere además a un tercer punto donde la mitigación tiene que ver directamente con la planificación territorial pues "el agua tiene memoria. Cuando vemos una quebrada es porque alguna vez hubo agua, el tema es que nuestra historia es tan corta respecto de la historia de la naturaleza, que finalmente no la hemos visto, pero la naturaleza nos muestra. Por lo tanto esa planificación es fundamental y debe ser hecha en trabajo colectivo con la comunidad para tomar y aceptar decisiones correctas", agrega y recalca que es necesario el respeto de la identidad local y que tiene que ver con planificar territorialmente de manera correcta.
"En un país centralizado es necesario cambiar nuestra propia cultura donde los niveles centrales van en apoyo y no en reemplazo de los niveles locales, Hay muchas cosas que no se están viendo de esta catástrofe en el norte y es tan centralizado nuestro país y nuestro modelo de gestión en materia de emergencias que estos últimos días ha habido mayor atención en lo que ocurre en el sur del país con los incendios forestales, cuando incluso están dentro de los promedios históricos y no estamos frente a una situación extremadamente catastrófica. La situación del norte de Chile es mucho más catastrófica pero nuestro centralismo nos pasa la cuenta".