Drama de Quillagua: ¿retorno a Tarapacá?
Quillagua pertenecía a Tarapacá hasta que fue separada de su territorio en 1924, al crearse el departamento del Loa, provincia de Antofagasta. Es conocido el drama de ese pequeño pueblo agrícola a orilla del Loa, a causa de la sobreexplotación de los recursos hídricos de la cuenca de ese curso de agua del Desierto de Atacama, como por la venta hecha por pobladores de derechos de agua a empresas mineras. A Quillagua le quedan opciones salvadoras: retornar a la jurisdicción de Tarapacá o que la mina de Chuquicamata en su fase subterránea trabaje con agua de mar tratada.
En la primera opción Quillagua estando en Tarapacá, más exactamente en la comuna de Pozo Almonte, tendría muchísima más atención de parte de las autoridades, ya sean regionales, provinciales y comunales. Pero es importante conocer la opinión de sus habitantes. La otra opción es que la empresa minera estatal se proponga utilizar agua de mar tratada, como lo han hecho o lo harán otras compañías de la minería cuprífera privada. Quedaría agua disponible destinada a la agricultura. Así Quillagua tendría más agua. Se mejoraría, por otra parte, el aspecto ambiental del río Loa.
Ese pueblo fronterizo tuvo dos años de actividad en la época salitrera. El paso de la línea del Ferrocarril Longitudinal Norte le dio más importancia, como la que generaron las Oficinas salitreras Shanks del cantón de Lagunas (Tarapacá) y de El Toco (Antofagasta) El río Loa tenía caudal suficiente para ser almacenado en el famoso Tranque Sloman para mover turbinas y producir energía eléctrica a oficinas de El Toco, cuya construcción se hizo antes de la apertura de la mina de cobre de Chuquicamata. Cuando esta inició sus trabajos de explotación, estos exigieron cada vez más recursos hídricos a medida que aumentaba su producción. La crisis de la industria salitrera Shanks paralizó las faenas en Lagunas y El Toco, dejó de correr el tren. Ahora ante la crisis hídrica, la municipalidad de María Elena envía agua potable en camiones aljibes para el consumo de su pequeña población.
Hace tiempo converse con una vecina de Quillagua que me contó todo lo que se había podido hacer en favor de su pueblo, llamando la atención de las autoridades. Se perdió la oportunidad de sus habitantes, si lo estimaban conveniente, de haber solicitado su anexión a Tarapacá, aprovechando el proyecto de ley que creaba la nueva región de Arica y Parinacota, mediante una indicación anexa a su texto.
Quillagua es víctima de la sobreexplotación de recursos hídricos destinados a una gran mina de propiedad estatal. A su nueva fase subterránea ¿pueden organismos del Estado exigirle utilizar ahora agua de mar tratada?
Mario Zolezzi Velásquez