Alan García y Luis Sánchez
El suicidio de Alan García, ex presidente del Perú, no dejó indiferente a nadie, muchas preguntas surgieron de inmediato, también especulaciones sobre los motivos reales de su decisión. Más allá de la personalidad dominante de García, era notoriamente un tribuno, un orador del viejo cuño y convencido que su historia personal era también la historia del Perú. No cabe duda de que -con su muerte- se cierra un ciclo en la vida política de ese país, quizás ya se había cerrado con Belaúnde Terry y García era solo una anomalía.
El joven Alan García llevó al APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) dos veces al gobierno (quizás más la primera vez que la segunda), pero también lo condujo por un camino que ya no era el mismo que soñaron sus líderes Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez, entre otros. La idea motivadora de un partido americanista y socialista democrático ya había desaparecido en 2006.
Estoy convencido que el primer gobierno de Alan García fue la última expresión del APRA, especialmente por la presencia de Luis Alberto Sánchez en la vicepresidencia, un antiguo militante de este partido, poseedor de una cultura general notable, de esos intelectuales que se interesaron por la política sin dejar de ser académicos. Abogado, periodista, historiador, ensayista, etc. Tuvo una producción literaria impresionante. En su exilio en Chile -en la década del 30- fue director de la editorial Ercilla. Junto a él estuvieron en nuestro país intelectuales y políticos apristas peruanos como Ciro Alegría, Juan José Lora, Manuel Seoane, Luis López Aliaga, Bernardo García Oquendo, Pedro Muñiz, entre otros. Todos eran además americanistas y contrarios a los regímenes totalitarios que surgían en Europa.
Sánchez era la antítesis de García, el primero dejó en sus obras un testimonio de su vida, donde realizó una interpretación de la historia de América, otra sobre la literatura de peruana, varias sobre diversos personajes americanos, incluso un reciente libro relata su exilio en Chile, etc. Falleció en Lima el 6 de febrero de 1994, tenía 94 años. Sánchez me recuerda a Ricardo Palma: sabio, austero y creativo. García, en cambio, además de la acción política en sus dos gobiernos, dejó como testimonio su imagen, su temperamento, su voz y muchas interrogantes que posiblemente nunca encontrarán respuestas.
"Estoy convencido que el primer gobierno de Alan García fue la última expresión del APRA".
Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014"