Desde el extranjero nos llego una alegre noticia que los chilenos son felices a nivel internacional. El Himno Nacional dice que Chile es la copia feliz del edén . Lamentablemente no es así, considerando todo los acontecimientos que han remecido y continuarán haciéndolo en la opinión pública, que ya está perdiendo la capacidad de asombro sobre este alud de hechos escandalosos, delictuosos y abrumadores que está mostrando el Chile profundo, muy distante de esa felicidad que nos atribuyen desde miles de kms. de nuestras fronteras. No es escepticismo, sino realismo me parece.
Tenemos una sociedad compleja, atormentada por tantos problemas socios - económicos: consumismo, sobre endeudamiento; pérdida de valores , violencia intrafamiliar y femicidios; depresión y otros problemas de salud mental; altísimo consumo de drogas ilícitas y alcohol; acoso sexual; bajas pensiones; deficiente salud pública; inocua Ley de isapres, alto valor de los medicamentos; preocupante situación de los adultos mayores, la osada delincuencia, incluyendo la de los menores de edad.
La felicidad es un derecho que tiene todo ser humano, es muy personal, difiere la que puede tener una persona de otra. Se ha desdibujado el espíritu colectivo frente al espíritu personalista. Parece que hay que vivir en el momento pero la pregunta sería ¿Hacia dónde vamos? ¿ Qué nos depara el futuro? Ya se anunció que dentro de unos años más se perderán miles y miles de puestos de trabajo en Chile con los robots y máquinas inteligentes dentro de la revolución tecnológica que avanza vertiginosamente. Eso va en contra la felicidad de los chilenos que nos atribuyen.
Dentro del ambiente de felicidad señalada, nos rodea los escandalosos casos de corrupción en las Fuerzas Armadas, Carabineros, Gendarmería, Iglesia Católica, políticos con ayuda irregular. Se está perdiendo la confianza en esas instituciones.
Chile una larga y angosta faja de tierra, podrá ser distinto el día en que sus habitantes se despojen de todos los atributos que los abruman, así seremos la feliz copia del Edén. Tal vez sea un hermoso sueño y nada más.
Amílcar Pineda Lizama