Descentralización
Queremos que Chile se desarrolle y lo haga desde las regiones. Para ello es fundamental descentralizar, pero hay que hacerlo bien, pues el equivocarnos puede ser muy perjudicial y su consecuencia será que seremos más centralizados que hoy.
Se aprobaron a fines del gobierno pasado dos leyes que establecen la elección directa de los intendentes, que pasarán a llamarse gobernadores regionales; y otra de fortalecimiento a los gobiernos regionales que regula el traspaso de algunas competencias. En octubre de 2020 se elegirán popularmente a estas autoridades. Se ha instalado en la ciudadanía que este acto democrático será la solución a los problemas de las regiones y ello no será así. Esta descentralización política, sin que vaya acompañada de la administrativa y fiscal, tiene un mal pronóstico. De nada servirá tener un gobernador electo si éste no tiene atribuciones o competencias claras y, por supuesto, recursos para ejercerlas.
El país busca un pronto desarrollo. Para lograrlo es importante que las regiones avancen a la par y se estrechen las brechas de desigualdad que existen en relación a la capital y centro del territorio. Para ello, efectivamente, se debe descentralizar, lo que se viene tratando de hacer desde hace tiempo sin buenos resultados. Las razones pueden ser varias, no se quieren ceder cuotas de poder, falta capacitar capital humano en regiones, falta descentralización fiscal y buenas políticas públicas en la materia, entre otras.
Hoy en forma urgente debe generarse responsablemente una voluntad política de todos los sectores para mejorar la actual legislación de manera tal de asegurar que su aplicación y entrada en vigencia logre el objetivo buscado: descentralizar y que las regiones tomen acertadamente sus propias decisiones de la mano de sus autoridades elegidas por la ciudadanía.
Uno de los mayores temores es que vamos a tener un gobernador elegido popularmente y una transferencia de pocas e irrelevantes competencias. La ley no asegura que las regiones tengan los recursos necesarios para llevarlas a cabo, pues hoy ésta solo contempla los recursos que se requieren para transferir las nuevas atribuciones, pero no para ejercerlas, y ello es clave si queremos lograr una verdadera descentralización.
El Ejecutivo y el Legislativo tienen una obligación de mejorar esta legislación antes de las elecciones y asumir el costo político de haberlo hecho mal, pues de no hacerlo quien pagará este costo serán las regiones, una vez más.
"El Ejecutivo y el Legislativo tienen una obligación de mejorar esta legislación antes de las elecciones".
Luz Ebensperger,, Senadora de la República"