Autoevaluación en la Educación Superior
Las universidades han debido adaptarse a los cambios que la sociedad viene demandando desde hace años, adaptación que no ha sido un camino fácil, pues han debido romper con paradigmas muy arraigados.
Los cambios que ha debido asumir el sistema educacional se explican por varias razones, una de las cuales se relaciona con las presiones sociales que están demandando cada vez mejor calidad en los procesos que atiende, que lejos de aquietarse seguirán aumentando y serán las instituciones de educación las responsables de adaptarse y de gestionar los cambios necesarios al interior de la institución para responder a lo que la sociedad les pide.
En ese sentido, las instituciones han entendido que es vital entrar en la senda de la autoevaluación para mejorar sus procesos y por consecuencia han debido instalar mecanismos de aseguramiento de la calidad que con el tiempo se han transformado en unidades estratégicas al interior de las instituciones. No cabe duda de que la instalación de estos mecanismos ha sido provechos. Harvey (Harvey, 2006a) hace referencia a los efectos que los procesos externos de aseguramiento de la calidad han tenido en las instituciones de educación superior.
El impacto lo presenta en dos niveles de aprendizaje, el primer nivel es la valoración que se tiene del proceso de formación y que se concreta con la decisión de realizar ajustes en el currículum de las carreras, seguimiento y control de los indicadores de gestión académica o atención a nuevos procesos como la innovación; el segundo, nivel de aprendizaje, se relaciona con cambios que se producen en la gestión, como la revisión y reformulación de la misión y propósitos institucionales, la validación de las evidencias en el proceso de toma de decisiones, la vinculación de la planificación estratégica con la autoevaluación institucional y la instalación de sistemas informáticos de gestión.
La importancia del proceso de autoevaluación también obedece a múltiples propósitos, algunos de ellos son responder a los requerimientos que impone un proceso de acreditación externa; como un proceso de inicio a la planificación estratégica y como propósito integrador, instancia para el mejoramiento del quehacer institucional.
"Las instituciones han entendido que es vital entrar en la senda de la autoevaluación".
Elsa Echeverría Olivares., rectora UST, sede Iquique"