Imagine usted que está en medio de una congestionada y bulliciosa ciudad, pero cruzando una avenida se encuentra con un gran parque donde no hay calles ni vehículos, solamente senderos y ciclovías, puede caminar a sus anchas o sentarse en algún banco, mientras desde pequeños parlantes que cuelgan de los árboles se escucha música clásica. Su sorpresa aumentará cuando -como si fuera una creación de Dalí- inmensos hornos relucientes, donde por décadas se fundió el acero, rompen el paisaje como si fueran una instalación museográfica. Se le unen trenes, baldes gigantes, junto a piletas de agua, juegos infantiles, un lago con un canal kilométrico que lleva al visitante desde el corazón del parque hasta el centro histórico de la congestionada y bulliciosa ciudad: se trata de Monterrey, la tercera de México en población y una de las más modernas y dinámicas de ese país.
Allí, en 1986, se creó el Parque Fundidora que posee alrededor de 231 hectáreas y posee museos, centros culturales, cines, videoteca, archivos documentales y fotográficos, centros de convenciones empresariales, etc. La antigua escuela de la comunidad obrera de la industria del acero ahora es donde se conserva la memoria histórica de Monterrey. Alrededor del Parque Fundidora se han instalado hoteles y restaurantes de alta calidad que dinamizan la economía local, y que se articulan con el turismo, los negocios y la academia.
Monterrey cambió de giro: de una ciudad industrial, basada en la producción de acero que se desarrolló durante casi todo el siglo veinte, a una ciudad postindustrial basada en los servicios y el comercio internacional propios del siglo veintiuno.
Iquique tiene un bello parque costero, donde el mar ofrece el mejor paisaje que alguien pueda imaginar, sin embargo, solo tiene por destino la recreación. Considero que nos falta otro parque con características diferentes, que responda a una ciudad globalizada y sea un motor de la economía regional. Donde potenciemos lo que ofrecen Zofri, el puerto, las mineras, la industria, el turismo, las universidades, etc. ¿Dónde?
Existen lugares con paisajes óptimos como Punta Gruesa y su ballenera; el cerro Dragón que posee un paisaje alucinante, donde a su alrededor cabe todo lo imaginable para un parque temático. Y ¿por qué no, un parque conurbado con Iquique desde la pampa del Tamarugal? Por ejemplo, con las salitreras Humberstone y Santa Laura como pivot. Soñar siempre es posible.
"Nos falta otro parque con características diferentes, que responda a una ciudad globalizada".
Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia"