Educación Superior y Patrimonio
La reciente presentación de la nueva ley del patrimonio por parte del subsecretario arquitecto Emilio de la Cerda, plantea un desafío para la educación superior, especialmente en regiones debido al contenido descentralizador que contiene la nueva normativa. Es necesario formar profesionales capacitados en gestión patrimonial para la protección, conservación y proyección del patrimonio, así como para la planificación del territorio. No basta que las regiones se empoderen a través de los consejos del patrimonio cultural, es preciso que toda la población tenga una conciencia sobre la importancia del patrimonio no solo como el ancla de nuestra identidad, sino también la brújula de nuestro futuro. El patrimonio debe ser también una industria que dinamice nuestra economía regional y, para ello, requerimos de los profesionales idóneos para alcanzar ese objetivo.
A veces no somos capaces de comprender la importancia de los bienes culturales, como por ejemplo los sitios patrimoniales que la Unesco ha considerado que poseen un valor de excepción y le han otorgado un reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad. Chile, a pesar de su tamaño, posee la mayor cantidad de este tipo de declaratorias relacionadas con el patrimonio industrial de América Latina: el pueblo minero de Sewell, en la precordillera de Rancagua, y las salitreras Humberstone - Santa Laura. Permitiendo que, a partir de esos sitios, se pueda generar una plataforma cultural, educativa, económica y social, de gran importancia para el país y las regiones beneficiadas. Necesitamos entonces, reitero, profesionales capaces de elaborar los planes de manejo, preparar los expedientes, generar las acciones de protección y crear museos in situ, realizar investigación científica, realizar divulgación a escala internacional, etc.
Es evidente para todos que la economía de nuestro país ha dependido en gran medida desde el siglo diecinueve de la minería (plata, salitre, cobre) y también ha sido una constante pensar que una vez agotada la minería (como sucedió con el salitre y la plata) su aporte desaparece. Sin embargo, el patrimonio le ha dado un segundo aire al transformar algunos de esos sitios, como los señalados por la Unesco, en lugares de atracción cultural y turística. Sin duda, existen otros sitios que esperan sean declarados patrimoniales y que contribuyan al enriquecimiento de nuestra cultura e identidad.
Si a nuestro patrimonio industrial le sumamos nuestro patrimonio arqueológico, especialmente colonial y precolombino, resulta evidente que tenemos una tarea inmensa por delante.
"El patrimonio debe ser también una industria que dinamice nuestra economía regional".
Dra. Yasna Godoy H., Directora UTA Iquique"