El sacrificio por visitar a la Virgen
Antes de la medianoche de hoy se vivirá una nueva edición de la esperada víspera de la fiesta de La Tirana y autoridades estiman que más de 200 mil personas estarán presentes en la explanada del pueblo y sus alrededores.
Una buena parte de los fieles de hoy es integrante de los más de 200 bailes religiosos que llegaron de distintas ciudades del norte y centro del país para venerar a la Virgen. Algunos de Iquique, Alto Hospicio, Pozo Almonte, otros de Calama, Tocopilla, María Elena, Copiapó, Ovalle, La Serena, Coquimbo e incluso de la Región Metropolitana.
Los bailarines danzan por algunos días de julio, sin embargo, su preparación para la fiesta es de largo aliento y destinan varios meses no solo a las presentaciones que realizan en La Tirana, sino también a la planificación del sacrificado pero satisfactorio viaje.
Una parte de ellos tiene que destinar recursos significativos en parte para lucir trajes bien adornados. Otros tienen que soportar viajes extensos por tierra que pueden alcanzar las 24 horas en un vehículo.
Es conocida además la preparación de bailarines, dirigentes y familias completas con el fin de contar con los recursos necesarios para asistir a la fiesta. Realizan distintas actividades para reunir dinero: rifas, completadas, bingos y platos únicos son algunas de las opciones que desarrollan varios meses antes del 15 y 16 de julio.
Este esfuerzo, ya tradicional y conocido en la región y en otras partes del norte, también es profesado por los peregrinos que durante varios días disfrutan de la conmemoración de la Virgen.
Un sinnúmero de fieles viaja con la familia y para aquello ahorra dinero por meses. Lo que, sin duda, es un gran sacrificio para los bolsillos del hogar. Otros, en cambio, piden préstamos. Nada los detiene o aflige si se trata de visitar a la Chinita.
Las más de 200 mil personas que deberían poblar hoy y mañana La Tirana, demuestran que la tradición de estar presente cada 16 de julio no ha perdido fuerza entre las familias nortinas. Pero existe el desafío de los creyentes de conectar a las nuevas generaciones con las tradiciones que han perdurado por muchos años.
"Otros, en cambio, piden préstamos. Nada los detiene o aflige si se trata de visitar a la Chinita".