Jornada laboral
Está en actual debate en el país la idea de reducir las horas trabajadas, una iniciativa que parece tener el beneplácito general, aunque no se ha avanzado mucho en el impacto que una medida de este tipo puede tener en la economía y el mercado del trabajo.
Como se sabe, en Chile se trabaja un máximo de 45 horas y la idea es disminuirlas a 40. En la actualidad, nuestro país es, de los miembros de la Ocde, uno de los países con las jornadas más extensas, tras México, Costa Rica, Corea del Sur, Grecia y Rusia. Nuestro país suma 1.974 horas anuales, mientras países como Alemania suman 1.363 horas en el mismo período.
¿Cuál es el problema entonces? Asumiendo que en el país la gente pasa demasiado tiempo en su trabajo, el punto es entonces la productividad de cada trabajador, factor que marca diferencias entre un operario y uno alemán.
La productividad es un concepto clave en la economía porque permite analizar la eficiencia con que se utilizan los recursos disponibles.
Así por ejemplo, debe reconocerse que, si bien el más reciente reporte del centro de estudios Clapes UC concluyó que la productividad de los factores de producción creció 1,6% en 2018, es apenas un dato en medio de cinco años consecutivos de retrocesos, es decir, la tendencia no es buena.
La discusión es compleja, ya que aborda conceptos económicos, sociales, familiares e individuales. Es inevitable sostener que la cantidad de horas destinadas al trabajo incide en la salud de las personas, en cierto abandono de los hijos, las parejas y la familia, pero también es efectivo de que cualquier cambio acarreará mayores costos económicos.
La CPC, por ejemplo, citando al exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, dijo que la iniciativa implicaría un 11% más de costo para el mercado del trabajo, es decir, ese es el margen superior que implicará la contratación.
Pero en un plano más amplio, conviene revisar los contextos y observar el impacto que tendrá la robotización en muchas áreas, la inmigración calificada y el desarrollo tecnológico, cuestiones que también impactarán y que, por tanto, no podemos soslayar.
"Es inevitable sostener que la cantidad de horas destinadas al trabajo incide en la salud de las personas".