Azufrera

Por lo visto, esta vez la azufrera sí será desocupada y el acopio dejará de ser un peligro para los habitantes de Alto Hospicio. Es de esperar que el sumario avance, pero lo más importante es que la instalación se cierre de una vez por todas.

División de poderes

Es impresentable que algunas autoridades regionales no sepan de la separación de poderes del Estado. Si se llegaran a hacer cambios, sería bueno considerar a personas con un mínimo de condiciones para los cargos, más allá de si es amigo o cercano a otras autoridades.

Ajustes

Pese a cambios de técnico, refuerzos y la recuperación de los lesionados, Iquique sigue sin convencer en lo futbolístico. Jaime Vera tendrá mucho trabajo si quiere salir de los puestos de peligro y los jugadores deberán hacer rápido el cambio para no sufrir en las últimas fechas.

El largo camino hacia el reciclaje

Luego que en 2016 se aprobara la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que normó la gestión de residuos de neumáticos, envases y embalaje, pilas, baterías de autos, aceite lubricante y aparatos electrónico, la siguiente etapa es que para el 2022 partirá la obligación de recolección de residuos domiciliarios para reciclaje.

Desde el Ministerio de Medio Ambiente cuantificaron un universo potencial de reciclaje con el que partirá el sistema en tres años más. A nivel nacional hay 1,1 millones de toneladas de residuos domiciliarios disponibles, de los cuales 24.788 están en Tarapacá.

En la actualidad, en la región solo se reciclan cerca de 155 toneladas anualmente, por lo que se busca avanzar hacia más puntos limpios y educación ambiental sobre una adecuada gestión de residuos, que permita no solo el reciclaje sino la reutilización y economía circular.

El panorama, sin dudas, es desalentador, ya que es mucho el trabajo y, hasta ahora, muy poco el avance. Si bien, las personas tienen cada vez más una mayor conciencia del cuidado al medio ambiente, muy poco se conoce en cómo podemos ayudar a reducir el calentamiento global.

Desde el Ministerio de Medio Ambiente proyectan que hacia 2030 deberían reciclar un 60% de los residuos domiciliarios, los que serán manipulados por empresas a definir.

Para ello se debe trabajar desde ahora, no solo con las empresas, sino con juntas de vecinos, organizaciones sociales y entes particulares con el fin de promover la separación de residuos y su reutilización.

El contar con una Zona Franca por más de 50 años ha significado la acumulación de residuos en todo Iquique y Alto Hospicio, sin embargo, con voluntad de todas las partes se puede apostar por ciudades más ecológicas.

Hay iniciativas que están surgiendo, no obstante, esa voluntad se debe hacer masiva, involucrando cada vez más a la ciudadanía para que así el reciclaje y la reutilización de residuos se transforme en una cultura instalada.

En Tarapacá apenas se recicla el 3% de los residuos, por ello es deber de las autoridades generar las instancias para incorporar a toda la población en una cultura ecológica.

"En la actualidad, en la región solo se reciclan cerca de 155 toneladas anualmente".

Dentro de los recuerdos más preciados que se tienen de esta ciudad (y que ya no existe), está la de aquella pita que se enganchaba a la cerradura para atravesar un minúsculo orificio hacia el lado externo de la puerta. Se le hacía un nudo o bien se le atravesaba un pedazo de madera.

La idea era que no se devolviera. Era por lo general una pita negra que se hacía más de ese color, a medida que el abrir y cerrar la puerta lo exigía. Habían unas tirantes y otras no tanto. Se jalaba la pita y con el pie se empujaba. Las marcas quedaban hasta el 18 de septiembre, fecha en que las fachadas se volvían a pintar.

Tener esa pita, la llave que todo el barrio poseía, nos remitía a una ciudad pequeña que de vez en cuando hacía noticia por un robo o un crimen. Y muchas buenas noticias a través del deporte. Esa pita era una especie de confianza instalada que nadie se atrevía a discutir.

Pero las puertas, con ese instrumento, no siempre estaban cerradas. Permanecían semi-abiertas. Y el milagro para que no se cerraran radicaba en la presencia de otros instrumentos reciclados de los ferrocarriles del Estado: un pedazo de riel que hacía posible el milagro de la confianza. Se podía ver el living y auscultar retratos, y en navidad un árbol de pascua con su pesebre. A falta de riel una buena piedra era lo solución. A carencia de timbres, que los había en la calle Baquedano, se gritaba o se golpeaba la puerta. Cuando llegaba la cigüeña, se instalaba una reja que además servía para que el perro no se fuera a la calle. Se sabe como son los perros nuevos. Perros con collares, algo impensado.

El uso de la pita como la llave de la comunidad es imposible hoy. La pita era nuestro portero automático pero a escala humana. Simbolizaba a una ciudad que quería ser puerto, pero sin abandonar el espíritu de la caleta.

"La idea era que no se devolviera. Era por lo general una pita negra que se hacía más de ese color, a medida que el abrir y cerrar a puerta lo exigía".

Bernardo Guerrero Jiménez."