Chilenito
La ciudad estaba poblada de hombres y mujeres que vivían, casi al margen. Dormían en las calles y se alimentaban de nuestra solidaridad. El Mercado Municipal era su catedral. Con el tiempo nos enteraríamos que cabían bajo el rótulo de personajes. Tal categoría se le quitamos a la elite. Los médicos, los políticos, los abogados lo eran pero tuvieron que compartirlos con estos de carne flaca, ropa andrajosa y muchos de ellos, serios, muy serios. ¿Alguien vio reír al Familia luego de tocar esas piezas de jazz con cacho de toro en cualquier esquina de esta comarca que era de jazmín?
Hoy que el recuerdo es lo más seguro que tenemos, de vez en cuando, surgen los nombres de esos personajes. En la infancia se usaban para asustarnos, para comer verduras o luche o bien para hacer las tareas. ¿Qué sabía de tareas la Tonta Juana? Su tarea era otra, sobrevivir. El verbo que mejor conjugaba era comer, dormir y beber. Nuestra infancia estaba poblada de estos outsiders, que el poeta Ayala los inmortalizó en su libro Escupitario.
Los personajes como Chilenito que habitaron nuestra geografía urbana no murieron, desaparecieron. De la noche a la mañana o vice-versa, nos abandonaron. Dejaron de andar por el tramado ciudadano. La locura les robó sus nombres y sus apellidos. Se ganaba la vida repartiendo viandas. Una hábito que ya no existe en el nuevo Iquique. Fue el primer Delivery, escribió José Ojeda. Y tiene toda la razón. La clave comunicativa era la pregunta: "¿Cuántas Chilenito?" y la respuesta era más que obvia.
Al Chilenito, Ernesto Bernal, lo encontré, en una de mis tantas visitas, en el cementerio 1. La solidaridad de la Sociedad Internacional de Artesanos lo acogió. De los otros, esos tantos y tantas, como La Loca de los Gatos, la Tonta Juana y el República, nos sabemos mucho. A falta de biografía les inventamos leyendas. ¡Cuantas Chilenito! Se comía las calles con su paso rápido. No vaya a enfriarse la comida. Desaparecieron, y este acto de escribir y de acordarnos de sus figuras, es quizás una especie de Misa de Réquiem.
"Hoy que el recuerdo es lo más seguro que tenemos, de vez en cuando, surgen los nombres de esos personajes".
Bernardo Guerrero,, sociólogo"