Según la ley, las riberas de lagos, ríos y sus playas, son considerados bienes nacionales de uso público o bienes públicos; esto implica que el dominio y uso, pertenece a todos los chilenos (artículo 589 del Código Civil). Si no existen vías o caminos públicos para poder llegar a la playa, los dueños de los terrenos deben facilitar su acceso en forma gratuita. Tal derecho está amparado en el artículo 13 del Decreto Ley N° 1939, del año 1977. Sin embargo, el Ministerio de Bienes Nacionales, el año 2018 recibió 471 reclamos, y este año 2019 ya registran 1.655 denuncias, contra propietarios de terrenos, que impiden el libre acceso a riberas y playas en Chile; entre estos casos, se encuentra el cierre del acceso a la ribera y río en Huellelhue (9 kilómetros de Valdivia), ocurrido el 11-2-2016, ordenado por el actual propietario de los terrenos de las ex empresas "Transportes Fluviales" y "Magosa".
¡Literalmente, las hace todas!
Hoy cuando se hacen grandes campañas a nivel nacional, encabezadas por el Gobierno, Ministerio de Transportes y afines para disminuir los riesgos en las carreteras y evitar accidentes en especial cuando existen grandes desplazamientos de personas por Chile con motivo de fiestas masivas y a la vez nos encontramos que debido a cambios efectuados en algunas empresa de buses interprovinciales, en cuanto a eliminar los asistentes en los buses, dejando al conductor a cargo de todo, para comenzar conducir el bus que es la verdadera razón de su presencia, pero ahora se le agregaron, entre tantas otras, la recepción de maletas, verificación de pasajes, respuestas por consultas turísticas, control y aviso a pasajeros de bajadas en paraderos intermedios, otras curiosas, pero no por ello muy importantes, solucionar problemas cuando la chapa del baño o sus artefactos se atoran, colocar las películas al video, resolver dudas varias de los pasajeros, y el colofón es cuando a mitad de viaje, debe detener el bus, dejar su lugar y dirigirse a determinados pasajeros que duermen en sus asientos para recordarles su paradero que previamente le avisaron, para que sigo…, y después aparecen todos lamentándose por los graves accidentes y como es la tónica, todas las penas del infierno recaen en el conductor, que fuera de bromas, porque esto es muy serio y preocupante... ¡Literalmente, durante el viaje, las hace todas!
La presencia de los llamados asistentes en los buses y la dedicación de un 100% del conductor en conducir, conducir y solo conducir el bus, definitivamente van en el camino de evitar accidentes en nuestras carreteras con irreparables pérdidas de vidas humanas, porque cuando está en juego la vida humana, esta clase de "ahorros" son inaceptables y las autoridades competentes deben tomar cartas en el asunto y corregir, es decir ser proactivas y no reactivas.
Derico Cofré Catril
Luis Enrique Soler Milla