The Guardian: Quinta Monroy entre las mejores obras del siglo XXI
Conjunto habitacional obtuvo un nuevo reconocimiento internacional. Pero vecinos dicen que "están en abandono" y con viviendas deterioradas.
Uno de los conjuntos habitacionales que suma elogios es la Quinta Monroy. Emplazada en la avenida Salvador Allende con Galvarino, la obra realizada en 2004 bajo el programa Vivienda Social Dinámica sin Deuda del Minvu, obra del arquitecto Alejandro Aravena, volvió a obtener reconocimiento mundial.
Esta vez fue el periódico británico The Guardian que destaca a la Quinta Monroy como uno de los mejores diseños arquitectónicos del siglo XXI. Es así que esta obra social aparece ubicada en el puesto 11, superando obras como el estadio Olímpico de Pekín, el aeropuerto de Barajas (España) y el parque Fuji en Japón. El listado es liderado por Tate Modern, de Londres; Grand Parc de Burdeaux; y Neues Museum de Berlín.
Merito
El medio británico destaca que la Quinta Monroy, que fue un asentamiento que albergó hasta 400 familias en hacinamiento, con pasajes laberínticos, derivó en un proyecto de viviendas sociales para ubicar a 100 familias en media hectáreas.
En 2004 el arquitecto Alejandro Aravena y la oficina Elemental levantaron un diseño que permitió asentar a familias, las más antiguas, mientras otras fueron llevadas a Alto Hospicio. Según La Tercera, el proyecto innovador tuvo un presupuesto de 7.500 dólares por familia, dinero con el cual debía financiarse la compra del terreno, los trabajos de urbanización y el diseño arquitectónico. Se levantaron las viviendas, pero quedó espacio para que pudieran ser ampliadas por los vecinos.
Vecinos
Hoy la Quinta Monroy luce ordenada y cuenta con un amplio patio desde donde se distribuyen las viviendas. Pese a los reconocimiemtos que el diseño de la obra ha obtenido a nivel internacional, para algunos vecinos el presente "no es glamoroso".
Así lo expresa Berenice Becerra, quien fue presidenta de la junta vecinal y pionera del lugar: "Me han entrevistado hasta de Estados Unidos, pero lo increíble es que ninguna autoridad viene acá desde el 2004".
Llegó joven al lugar y recuerda que "esto no era una toma, las familias pagaban un arriendo de terreno y armaban su mejora".
Vivió con sus tres hijos, hoy adultos, en el lugar y reconoce que "hoy lo que tenemos es que las casas están deterioradas. Algunas tienen polillas y eso no lo ve la autoridad, por eso yo me cansé de hablar".
Una situación que respalda Guillermina Carvajal, quien llegó a vivir a los 20 años al lugar. "Llegué desde la exoficina Salitrera Victoria y crié aquí a mis tres hijos".
Reconoce que el lugar era un laberinto, "en el centro había árboles frutales. En algunos casos el terreno era estrecho y uno tocaba con los brazos extendidos la puerta de al frente".
De esa época recuerda un incendio en 1979, "donde se quemaron muchas casas, pero no hubo víctimas". Ella recibió su vivienda nueva en 2004 y reconoce mejoró su calidad de vida: "Antes vivía en dos piezas, con un baño colectivo". De los tiempos antiguos, extraña la unidad: "Éramos muy pobres, pero unidos. Hoy no existe eso entre quienes viven acá", dice Carvajal.
Hoy su vivienda tiene el segundo piso dañado y la madera está apolillada. Cree que se necesita un apoyo de las autoridades.
ARQUITECTa
La arquitecta Cecilia Sánchez Vergara, quien conoció el diseño de la obra e incluso ha expuesto sobre el tema en universidades de Perú, manifiesta que fue una iniciativa pionera en materia de vivienda social. Explica que "es emblemática porque un grupo humano logró organizarse y mantener un espacio habitacional".
El aporte arquitectónico está en la creación de una vivienda modular, "donde existen casas verticales, horizontales adecuadas para que los vecinos ampliaran a medida que tuvieran más recursos y necesidades". Por eso cree que es un proyecto tan valorado y destacado. No obstante, estima que no funcionaron los espacios comunitarios que contemplaba, pues "no se comprendió la identidad del iquiqueño. Los espacios fueron ocupados por vehículos y es una situación que no se pudo resolver".
Otro aspecto que valora es que las familias arraigadas quedaron en una zona privilegiada, con conexión vial y terrenos de alta plusvalía.