Buena parte del descrédito o desprestigio de la política se debe a los politiqueros; quienes con su mal ejercicio la hacen despreciable y cargada de deshonestidad. Sin obviar que con su actitud cínica y demagógica, siguen siendo las dos mayores causas del desgaste de la clase política chilena, la cual evidencia una casta de comerciantes del dinero público que se dedican a administrar influencias, poder y privilegios para unos cuantos.
Los politiqueros son producto del requisito que establece la Constitución Política de 1980: Haber cursado la enseñanza media o equivalente. En efecto, ignoran que la política es una ciencia que estudia el gobierno y las relaciones de poder en una sociedad, la democracia y la responsabilidad en el proceso de toma de decisiones políticas y estratégicas, entre otras características fundamentales del imperio del derecho económico, político, cultural y social.
Por ello, y todos los problemas internos que vive nuestra nación: salud, vivienda, previsión y educación, entre otros; imperativamente estamos obligados a exigir que se reinvente la política y la función de gobierno; porque la política como negocio sigue irritando profundamente a la ciudadanía, y debe tender a cero.
Chile necesita - a la brevedad - que se inicie un proceso constituyente o mecanismo de cambio para crear una nueva constitución, y convocar a todas las voces para mejorar las bases de nuestra institucionalidad, derechos y deberes, y eliminar los vicios politiqueros de nuestro país y darnos una constitución que construya sólidos cimientos para el futuro de nuestra verdadera patria.
Chilenos y chilenas, tenemos el derecho republicano democrático de participar en las distintas etapas para alcanzar una Nueva Carta Fundamental: educación cívica y constitucional, diálogos ciudadanos, consejo ciudadano de observadores, asamblea constituyente y plebiscito ciudadano, entre otras instancias de formación ciudadana en temas cívico-constitucionales. Sin perjuicio a que la Constitución actual no contempla un mecanismo de reemplazo de la misma. Así que, sería necesario un proyecto reforma. Entendiéndose que, en el caso de que el Congreso así lo decida, bien sea; y si no hay consenso alguno en la discusión del proyecto; entonces que se lleve a cabo un plebiscito para que la ciudadanía decida entre una Comisión Bilateral, las dos cámaras; una Convención Constituyente Mixta, compuesta por parlamentarios y ciudadanos; o la Asamblea Constituyente, integrada por una pluralidad de personas naturales o representantes de entidades públicas, de la sociedad civil; respectivamente. Chile, necesita una nueva Constitución Política.
Roberto Cisternas C.