EDITORIAL
Cambios en el mundo
La incertidumbre modela los tiempos, las contingencias aparecen en todos lados y en cualquier ámbito de la vida, haciendo que nuestro entorno nos parezca cada vez más ajeno. La imagen es categórica y solo confirma que entramos a un mundo que será completamente desconocido y donde los mapas con los que nos hemos conducido sirven cada vez menos.
Y esto ocurre en distintos planos de la vida, territorios, en el individuo y en la sociedad. China, por ejemplo, se consolida como la potencia del planeta, algo impensado hasta hace unas décadas; la democracia que parecía consolidada, sufre nuevos tipos de quiebre, incluso en países que han hecho gala de este modelo, como Europa o EE.UU.
La misma persona está padeciendo una transformación nunca vista. Hombres y mujeres se casan menos, tienen menos hijos, triunfa el individualismo, mientras las poblaciones envejecen, viven más años y aparecen nuevas enfermedades.
Como si fuera poco, la amenaza del cambio climático puede modificar sustantivamente la forma en la que hemos conocido el desarrollo. Si las predicciones realizadas por cientos de científicos se cumplen, pronto observaremos catástrofes para los cuales no estamos preparados. La tecnología es otra gran avenida de transformaciones. Computadores y RR.SS. se han consolidado, modificando, incluso, la manera en que nos comunicamos, pero la técnica lo está cambiando todo: el trabajo, nuestras elecciones, la compra y venta.
Ante ello, la perplejidad aparece como respuesta, también el deseo de controlarlo todo, cuestión que es tan imposible, como ineficaz.
Es por esto que prácticamente todos los países están complicados por contingencias más o menos profundas. Chile tiene las propias, con discusiones de ingreso, empleo, pensiones, educación, migración; Argentina, con cuestiones políticas y económicas y Perú con otras de corte sociopolíticas.
Es posible que ello tenga que ver con el hecho de que esperamos las respuestas desde el Estado y otras instituciones que padecen con estas mismas crisis de identidad y credibilidad.
No es una visión pesimista, porque hay oportunidades enormes en este quiebre de época, es un recordatorio del complejo mundo que se nos viene y un desafío para construir aquello que no existe.
"Hombres y mujeres se casan menos, tienen menos hijos, triunfa el individualismo, mientras las poblaciones envejecen...".