Enrique Arroyo: "La agricultura en Pica es un negocio redondo"
El dueño de la parcela Santa Julia, narró cómo partió en esta actividad sin ayuda del Estado y cómo la incorporación de la tecnología le permitió crecer. Afirma que no se explota el potencial agrícola que tiene la comuna.
Si hay algo de lo cual Enrique Arroyo Castro no se arrepiente a sus 80 años, es de haber decidido dedicar su vida a la agricultura, una labor que lo apasiona y que hasta el día de hoy lo despierta cada madrugada para introducirse en su parcela y trabajar la tierra.
Con orgullo afirma que fue el primero en introducir la investigación y la tecnología agrícola en esta comuna conocida por sus mangos y limones, aunque Arroyo sostiene que, pese a su clima y el limitado recurso hídrico, existe una variedad de productos que se pueden cultivar y que serían únicos.
Durante su juventud, el propietario de la parcela Santa Julia migró a Santiago para, entre 1959 y 1960, jugar por Colo Colo en la liga profesional. Dos años después, este mismo deporte lo volvió a llevar a la capital para presenciar el Mundial de Fútbol, oportunidad en la que se quedó trabajando en dicha ciudad a la cual luego renunció por volver a su tierra y hacerla dar frutos.
- ¿Por qué decide apostar por la agricultura?
- Encontraba que era lo más seguro. Me fui a trabajar a Santiago, pero siempre he sido ordenado desde niño, y empecé a planificar qué es lo que quería y dije "no, la agricultura es mejor", y dejé mi trabajo y me vine a Pica.
- ¿El agua no era un problema en ese tiempo?
- Cuando tenía como 16 años, en Pica se regaba todo por inundación y nunca nadie había hecho un pozo para hacer agricultura, pero resulta que en ese tiempo llegaron unos italianos a instalarse a Pica y ellos hicieron dos pozos (...) El pueblo se juntó para prohibir porque decían que iban a secar la vertiente (...). En esa reunión, cuando ya determinaron que iban a ir a Iquique y a Santiago si no les hacían caso, yo pedí la palabra y dije que no estaba de acuerdo, porque yo iba a hacer un pozo y mi parcela a gusto mío. Un señor ya de edad me dijo 'guagua qué sabes tú' (risas) y resulta que con eso les eché a perder todo, no fueron a ninguna parte y la agricultura siguió creciendo.
- Cuando regresa de Santiago ¿cómo se inicia en la agricultura?
- Arrendé una parcela y de eso vivía, pero después llegó la mosca de la fruta, que nunca había aparecido en Chile, y eso echó la agricultura a tierra. De ahí tuve que entrar a trabajar a Corfo y entré forestando la pampa del Tamarugal. En Corfo trabajé durante 20 años y me pagaban muy bien, y con esos ahorros fui haciendo mi parcela.
- Entonces, no fue fácil...
- Cuando yo partí, no había ayuda del Gobierno, de nada, para la agricultura. ¡¿Qué había que hacer? había que ahorrar. Yo trabajé en Corfo, me pagaban muy bien y ahorraba (…) yo partí en el tiempo que no había ayuda de nadie y ahora la agricultura tiene ayuda de todos los servicios por lo que el joven que quiera partir y no lo hace, es de flojo.
Partí plantando limones, mangos y tánguelos. Tengo en estos momentos seis hectáreas plantadas y voy a plantar cuatro más.
- ¿Cuándo y por qué decide incorporar la tecnología en su labor agrícola?
- Yo siempre fui visionario y siempre he pensado que la investigación es importante, entonces yo empecé el año 68 a hacer investigación.
La parcela siempre ha sido un lugar de investigación. La primera la hice con INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias), duró seis años y fue un trabajo de riego y fertilización, se hizo con profesionales de Santiago y dos israelitas que venían a cooperar porque el primer sistema de riego por goteo en Chile está en mi parcela.
- ¿Cómo fue ese trabajo en aquellos años?
- En una parte se aplicaba 90 litros planta/día, en otra 160; y en otra, 230 litros planta/día (…) los resultados de seis años fueron que con 90 litros planta/día, la planta se mantiene y no produce nada; 160, sí produce, da ganancia, y se puede mantener bien un agricultor; 230, produce dos o tres veces más que 160. Conclusión: en vez de tener tres hectáreas, tienes una hectárea y aplicas 230 litros planta /día y vas a economizar y ganar más plata.
- Pero también incorporó la energía fotovoltaica...
- El primer sistema fotovoltaico en la región fue en mi parcela. Como reduje de un mes a otro el 50% (del consumo de energía eléctrica), la empresa pensó "¡uy qué pasó, me están robando! y vinieron a controlar el tablero (...) les mostré los tableros y se fueron tranquilos. Tenía energía solar para el funcionamiento de los pozos de agua. Tengo cuatro pozos con los que trabajo y tengo derecho adquirido de agua de seis litros por segundos.
- ¿Qué le hizo pensar que podía vivir de la agricultura en este oasis en medio del desierto?
- Yo no he sido tonto. Conozco Chile desde el interior de Arica, Putre, hasta Puerto Mont; conozco Israel y Francia. Fui a Israel porque hay un negocio que me interesa y que son las datileras. Es un fruto que tengo en mi parcela y es un negocio redondo, porque en Israel con 20 plantas datileras vive una familia, y acá en Pica con 20 datileras podría vivir una familia y le va a dar un millón de pesos mensuales.
- Usted refiere que Pica tiene un importante potencial agrícola ¿este se ha explotado cómo se debería?
-No, los jóvenes (hijos de agricultores) siguen con el pensamiento de los viejos: "Así plantaba mi papá, y así es mejor". Eso es un error.
Además, aquí los jóvenes terminan de estudiar, y se va a trabajar a la minera y ganan un millón y tantos mensual, trabajan 10 o siete días, y vuelven a su tierra... entonces para qué preocuparse de la agricultura si aquí van a ganar menos y hay que esforzarse más.
- ¿Y si se replicara su labor?
- Pica sería un vergel, la gente tendría para comer y educar a sus niños tranquilamente (...) la agricultura en Pica es un negocio redondo porque la producción es buenísima, es de calidad y uno puede competir a nivel mundial porque el clima que hay acá es diferente a todos.
-Pero los valores de las tierras ¿son accesibles?
- No, los terrenos más caros de Chile están en Pica, la hectárea está costando entre 15 a 20 millones de pesos... un terreno sin agua, sin luz, sin nada (...) En otras regiones, es una miseria.
- ¿Y qué pasa con el agua?
- Si no tienes derecho de agua, el Estado no te vende terreno, y ya no se entregan a nadie, entonces tienes que comprar (ese derecho) y eso también es caro. Por un litro por segundo se está pagando 30 millones de pesos.
- Pero al margen de esa realidad ¿cómo ha impactado el cambio climático a la agricultura piqueña?
- Yo tengo registros de temperatura y humedad como de 30 años, porque como soy visionario instalé una planta para controlar todo eso, y resulta que ahora ha cambiado totalmente. En 20 años o más, nunca controlé temperaturas cero y ahora baja uno o dos grados bajo cero, o marca arriba de 35, algo que tampoco se veía. Eso ha afectado a la agricultura, en estos momentos la producción no es como antes, el fruto se viene al suelo... estamos en un problema.
"Cuando yo partí, no había ayuda del Gobierno, de nada, para la agricultura"
"Los jóvenes siguen con el pensamiento de los viejos: "Así plantaba mi papá". Eso es un error"