Desde el 22 de julio se encuentran en huelga los cuatro sindicatos de Correos de Chile -empresa autónoma del Estado-, que agrupan a 4.600 de sus 5.000 trabajadores, lo que ha significado una detención casi total de sus operaciones, con grave perjuicio para los usuarios -entre ellos muchas pymes que dependen de sus servicios-. La paralización de dos de ellos se da dentro del proceso de negociación colectiva, por lo que es legal; en los otros dos casos se trata de un paro ilegal. La duración de esta situación, la cantidad de trabajadores involucrados y las características de la oferta presentada por la administración -un reajuste salarial de hasta 14% de acuerdo a ingresos y un bono por término de conflicto de $1,7 millones, además de otros beneficios en escolaridad y similares- muestran que este conflicto tiene componentes que van más allá de lo solo laboral.
El último proceso de cambio en Correos de Chile comenzó en 2010 y ha incluido, entre otros, el desarrollo del área CEP (Courier, Expreso y Paquetería nacional e internacional), la asociación con otros correos, la externalización de algunos servicios y la automatización de procesos. Y los efectos positivos ya se han hecho notar: 2012 cerró con cifras azules, aumentando sus ingresos en 9% y superando los 160 millones de dólares -3 veces la recaudación en el año previo-.
Precisamente, estos cambios causan temor en los empleados. El presidente de la Federación de Trabajadores de Correos de Chile afirma que una de las trabas en las negociaciones ha sido el no acuerdo en dos cláusulas vinculadas a la externalización de servicios, lo cual -desde su perspectiva- "pondría en riesgo la columna vertebral de Correos". Por su parte, el gerente general, Pablo Montané, poniendo énfasis en los beneficios de la propuesta ofrecida por la empresa, sostiene que es "histórica en términos de sus números, poniendo a disposición de los trabajadores las utilidades proyectadas que teníamos para los próximos 4 años".
El actual conflicto en Correos tiene más relación con su modernización y las resistencias contra ella. Los resultados están mostrando que el proceso en curso es una forma acertada de enfrentar el desafío de sobrevivencia, que otras empresas del rubro en otros países no han sido capaces de sortear. Desde luego, como en todo proceso de cambio, hay costos que deben ser asumidos, que ojalá puedan ser bien distribuidos entre los diferentes afectados.
El último proceso de cambio en Correos de Chile comenzó en 2010 y ha incluido el desarrollo del CEP
El actual conflicto en Correos tiene más relación con su modernización y las resistencias contra ella