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Matrimonio pampino recordó como eran las celebraciones en la ex salitrera Humberstone

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l Ricardo García Espinoza

Con nostalgia recuerdan como se preparaban Ángel Romero (79) y Armenia Caballero (79), para iniciar la celebración de Fiestas Patrias, cada 17 de septiembre en la ex oficina salitrera Santiago Humberstone en la década de 1950.

Ese día -según cuenta Ángel- sólo se trabajaba mediodía porque iniciaban los tres días de celebración. Comenzaban con la banda de la salitrera que despertaba a todos a las 6.00 horas.

Los niños temprano sacaban "agua pesada" (potasa líquida) para envolverlos en papel y colocarle pedazos de hilo de sacos y armar los cuetes en forma triangular. "No había Fiestas Patrias si no habían fuegos artificiales".

Tras la jornada laboral seguía la concurrida comida en la plaza, donde cada persona iba con sus cubiertos y su plato, para disfrutar de un rico trozo de pernil de cerdo cocido con ají.

Asimismo, tomaban los adultos cortitos de licor de menta y vino tinto mientras los niños y adolescentes tomaban bebidas gaseosas y jugos de frutas.

Después de eso seguía el baile, por lo que trabajadores y administradores iban a bañarse, para vestirse y estrenar su ropa nueva. En el caso de los hombres un terno y un vestido, en el caso de las mujeres.

El baile se hacía en el hotel de la ex oficina salitrera, donde sólo los adultos participaban. Había vino y cerveza en barriles de 50 litros donde todos podían tomar, pero "la champaña era lo que más se bebía", enfatizó Ángel.

"Uno ni se sentaba porque estaba de pie todo el rato por bailar y bailar hasta las seis de la mañana", añadió Armenia.

Los bailes que más sonaban eran los boleros, vals, mambo, corridos y tango agregó Caballero.

Para invitar a una dama, el varón debía andar con guantes blancos o pañuelo y ofrecérselo con la mano cortésmente.

Romero comentó, que el problema era que nadie podía bailar con quien quisiera, sino que debían sacar número.

Si le tocaba el mismo número con una de las parejas, bailabas con ella "pero uno cambiaba el número".

Los niños y adolescentes, se entretenían en la plaza con juegos como la payaya, las bolitas, el trompo, competencia de elevar volantines, los zancos con tarros de leche, carreras de ensacados, emboque y el juego de derribar los tarros.

Por su parte los adultos jugaban la rayuela y la carretilla humana. Los hombres competían por quien partía el tronco más rápido. Utilizaban tamarugos traídos desde La Tirana.

Pero la estrella era el juego de agarrar al chancho, ya que el ganador recibía un pernil cocido con ají y una chuica de vino tinto.

Los que además querían un premio en dinero, podían participar en el palo encebado.

Colocaban tres postes engrasados con una bandera en cada uno, por $5 (50 mil pesos), $10 (100 mil pesos) y $15 (150 mil pesos), que los competidores debían alcanzar en la cima. "Con 5 pesos podías comprar zapatos de cuero de marca nacional", afirmó Ángel Romero.

Otro juego en el que competían por dinero los pampinos, era caminar por un palo engrasado sobre la piscina de la salitrera. La misma regla con banderas por las mismas cantidades de dinero mencionadas, pero de pie y si caían no podían participar.

"La celebración de Fiestas Patrias se extendía desde el 17 en la tarde hasta la medianoche del 19, donde todos compartíamos", declaró Armenia Caballero.

Armenia nació el 18 de junio de 1934, en la salitrera Peñachica. Su abuela materna era de origen mapuche y su abuelo corralero y sus abuelos paternos eran de Vallenar y La Serena.

Su madre, Bernardina Herrera nació en la salitrera La Palma, cercana a Humberstone y su padre Diego Caballero oriundo de Santa Rosa de Huara.

Su marido Ángel nació en Humberstone, el 18 de septiembre de 1933 y cumple 80 años mañana.

Sus abuelos llegaron desde La Serena con el auge salitrero. Su padre Pedro Romero nació en Pozo Almonte y su madre oriunda de la salitrera Negreiros.

Ambos se criaron en la salitrera Humberstone jugando entre las casas de yeso y estudiaron en la escuela 35.

Aprendieron a leer con "El Ojo", libro que utilizaban en la escuela. Además de ello aprendían inglés. "Los niños de hoy necesitan el inglés para todo. A nosotros nos enseñaban lo básico desde chicos", afirmó caballero.

Ambos se hicieron más amigos en la brigada de boy scouts de la salitrera.

Él fue soldador y oxigenista, atendía la turbina, bateas, los "chanchos", donde molían el Caliche. Ella se dedicó a trabajar en la boletería del teatro.

La pareja se casó el 22 de enero de 1954. Producto de ello nacieron sus cinco hijos Pedro (58), Rosa (56) y Luz María (53) Humberstone. Luz nació dos días antes del cierre de la histórica salitrera, el 18 de febrero de 1960.

A pesar del cierre, siguieron viviendo en la oficina hasta enero de 1964, de hecho Ángel Romero fue el último soldador que parchó la chimenea de Humberstone.

Sus otros hijos Ángel (51) y Juan Carlos (49), nacieron en Iquique. En el caso del primero Ángel, Armenia bajó a Iquique para dar a luz.

La pareja se estableció en Iquique y él inició el trabajo en la Dirección de Obras Sanitarias, donde recorrió desde Belén en Arica y Parinacota hasta Calama en Antofagasta, por la cordillera buscando napas subterráneas.

En cuanto, al secreto de permanecer juntos por casi 50 años, dice ella que "hay que dejarlo solo cuándo anda idiota. Yo ya recibí el bono de aguante".

El matrimonio pasa la mayor parte del tiempo en el pueblo de La Tirana o en su casa en Iquique, en avenida Progreso.

Para este 18 celebrarán el cumpleaños 80 de Ángel en familia con sus 5 hijos, 18 nietos y 26 bisnietos. J