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El maestro Luis y su historia de amor por las clásicas citronetas "made in Arica"

Luis Saavedra comenzó en 1962 con lo que él califica como una verdadera pasión por las citrolas. Hoy con empeño continúa con su oficio.

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Luis Saavedra Vidal (70) se coloca su overol de trabajo y examina con ojo clínico el motor de una antigua Citroen AK 6.

Toma la cubierta de lo que pareciera ser un filtro y lo coloca a un costado, luego, con unas llaves, mueve unas piezas para que calcen perfectas.

"Este motor es muy bueno oiga, creo que con buena atención y cuidándolo como corresponde, puede durar para siempre", dice.

Luis Saavedra es el último maestro especialista en la queridas citronetas en Melipilla. Se trata de un hombre que se ha brindado por entero al cuidado y reparación de estos entrañables vehículos, que hace años fueron habituales verlos en las calles de la ciudad, pero que ahora han pasado prácticamente al olvido.

Es que en los años 60, 70 y 80 los modelos Citroen fueron el primer vehículo para muchas familias. Hay que remontarse a esos años para recordar lo difícil y costoso que era tener un auto. Si bien la bencina era más barata, tener un auto no era tan fácil como hoy en día.

Había que juntar peso a peso, endeudarse en el presupuesto familiar y ahí pensar en contar con un auto, ya que los grandes vehículos eran importados a altos valores.

Pero en 1957 comenzaron a armarse en Arica los primeros ejemplares de este famoso modelo.

Comparado con los autos americanos, las citrolas lucían chistosas, con ese "rostro" que asemejaba a una rana. Con un motor pequeño, pero rendidor, estos autos se hicieron de una amplia fama por su comodidad -alguien que alguna vez anduvo en una citroneta sabe de qué estoy hablando-, resistencia (prácticamente de podía ir a cualquier parte, pese a no tener doble tracción) y rendimiento (motor de 602 cc).

Las Citroen 13HP, 18 HP, AX 330 y 2CV6 marcaron una época.

Alrededor de 1970 la citroneta y el Fiat 600 se disputaban el mercado chileno encabezando los ranking de ventas en el país. Ese mismo año Automotriz Arica dejó de fabricar el Azam (la antigua citrola de cajón) e inició la producción del AX 330. Con este modelo la citroneta toma el aspecto formal de un automóvil, todo cerrado, gran puerta trasera, asientos abatibles y 602 cc con 33 HP de potencia.

Del Citroen AX 330 se produjeron 20.070 unidades entre los años 1970 y 1979 y con él se acaba la historia de la armaduría de citronetas en Chile.

Pero algunas importadas mantuvieron la tradición hasta 1984.

La llegada de nuevas tecnologías, el ingreso de vehículos más eficientes desde fábricas japonesas y la necesidad de contar con automóviles más potentes, hizo que las citronetas poco a poco fueran desapareciendo del espectro nacional y pasando al olvido de los garajes o de localidades rurales.

Hoy en 2014 una citroneta en buen estado es considerada un vehículo clásico, muy apetecido y que en portales de internet puede alcanzar un valor de varios millones de pesos.

Son cada vez más escasas y apetecidas por coleccionistas, amantes de lo antiguo y por todos aquellos que se enamoraron de su look tan particular.

Un sinónimo de especialista en citronetas es Luis Saavedra Vidal.

En su taller aún atiende a unos cuantos clientes que tienen sus trolas en pie. Claro que no como años atrás donde llegaba a tener 40 clientes mensuales.

Si bien los ingresos por ese concepto han bajado drásticamente, el maestro Luis se mantiene fiel a su oficio y en su amor por las citronetas.

Su taller luce atiborrado de cosas. Hay botellas de todo tipo, cajas y cajas con repuestos, papeles, cartones, alambres, motores a medio armar, restos de piezas, tuercas, pernos, neumáticos, cámaras, de un cuantohay.

Por allí hay unas bicicletas viejas, por allá unas motonetas. ¿Quién entiende todo esto?

Saavedra responde: "sólo yo entiendo este taller Sé donde está cada pieza, puedo decirle en qué parte está un motor, dónde guardé el repuesto de un determinado auto. Me han dicho que bote todo este cachureo, pero no lo hago porque hay cosas que pueden ser de utilidad".

El maestro Luis parece salido de una película de los años 60. Es flaco, moreno, bajo de estatura (debe medir 1,60 metro), y luce un bigotito delgado de esos que usaban los artistas de cine de antaño. Unas patillas largas y un peinado hacia atrás, completan su estilo.

- En 1962 con los motores de 13HP, eran las primeras. Ahora soy el único que conoce bien las citronetas. Estas tienen un lote de cosas antiguas que hay que conocer. Aquí desarmo motores, cajas de cambio, todo lo que tiene que ver con las citrolas.

- Siempre. Encuentro que son autos que se destacan por su suavidad, por su economía, su sencillez. No tienen nada del otro mundo, nada electrónico.

- Bueno, por lo simple y efectivo que era. Este es un motor enfriado por aire. No se calienta. La refrigeración también es reforzada por aire.

- Por la excelente suspensión que tienen. Está compuesta por brazos longitudinales, sujetos en uno de sus extremos al chasis y tensados por varillas fijadas a unos resortes que le permiten pasar por cualquier bache y que el auto circule suavemente.

-

- Uhh, allá por los años 70 y 80. Yo tenía una del año 1964 que la usé por varios años, después tuve una de 1966 que la armé por piezas. Muy buena. Me acuerdo de ella hasta el día de hoy. Mire, la persona que tiene una citroneta se enamora y no la quiere vender nunca más.

El maestro Luis se confiesa capaz de armar un motor de citroneta desde cero, separado en todas sus piezas.

- Sí, es que son tantos años los que llevo trabajando con estas máquinas que uno aprende y las conoce al revés y al derecho. Tengo por ahí algunos motores desarmados.

- Mire, fuera de las panas de platinos y de bujías no debiera tener ningún inconveniente más. Claro, después con más de 20 años puede que los motores empiecen a fallar, pero es por el uso.

- A mí me gustan las clásicas. Yo me armé un par de buggies aquí, pero yo prefiero el auto tal como era.

- Sí, la mía es del año 1971, es color verde oscuro, está funcionando, está buena. La compré en 1981. Soy el tercer dueño de esa máquina, la primera era una dama de Talagante, después la compró un funcionario de un banco de allá. A él se la compré.

- Claro. Eso sí, ahora está un poco descuidada, pero yo la limpio, le saco el polvo, le pongo la batería, su aceite, su bencina y salgo andando.

- Sí, a los viejos les gustan los autos antiguos. Se dan vuelta a mirarla. Por eso hay clubes de estos autos, se reúnen siempre y forman grupos donde se juntan a hablar de estas trolas.

Mire, en esos casos felicito a la persona que la tiene. Yo tengo un amigo que la dejó preciosa, claro que invirtió bastante dinero, pero se dio el gusto. Yo les llevo la parte mecánica. Siempre viene al taller y conversamos largo rato sobre estos fierros.

- ¿Y si alguien y le ofrece comprar su citroneta, qué le diría?

- Que no. No la vendo por nada. Para mí es algo más que un auto y no la dejaría ir por nada. Ya es parte de la familia y así se va a quedar. J