Ausencia de foco en educación
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La calidad sigue relegada del debate educacional. Respecto de los dos proyectos presentados ayer es inevitable quedar con esa sensación. Si hubiese que ordenar los tres grupos de colegios apoyados por el Estado que existen en Chile -municipales, particulares sin fines de lucro y particulares con fines de lucro-, se ubicarían en primer lugar -después de controlar por nivel socioeconómico- los colegios particulares subvencionados sin fines de lucro y en tercer lugar los municipales. Pero las diferencias son modestas. Además, los colegios con fines de lucro parecen ser los más eficientes, toda vez que su gasto promedio por alumno es el menor. Así, la incompatibilidad entre la posibilidad de obtener una legítima ganancia y la calidad de la educación, como sostiene el Gobierno, es una afirmación que no tiene sustento empírico en la realidad chilena.
Si así se constata, ello sin duda obliga a una mayor reflexión sobre la conveniencia de terminar con esta posibilidad o, al menos, determina tener una gran cautela en su implementación. Sin embargo, el proyecto presentado da un plazo de hasta tres años para que los colegios con fines de lucro puedan adaptarse, convirtiéndose en corporaciones o fundaciones sin fines de lucro.
El proyecto establece el fin del financiamiento compartido en educación en un plazo de diez años, en este caso extendiendo la prudencia. En particular, se propone reemplazar gradualmente el financiamiento compartido con aportes públicos. Extiende, además, para mejor acomodo de esta política, la subvención escolar preferencial, actualmente vigente para el 40 por ciento de estudiantes más vulnerables, al siguiente 40 por ciento, con un monto menor. También se postula una subvención de gratuidad que busca crear incentivos para que los colegios no apliquen financiamiento compartido, lo que es razonable.
Todas estas medidas demuestran que los temores de segregación que suscita el financiamiento compartido pueden combatirse sin restringir la libertad de los padres de contribuir a la educación de sus hijos. Es más, no hay que descartar que esto último pueda elevar la segregación, toda vez que un efecto probable es que separe a las familias de ingresos medios entre aquellas que pueden financiar un colegio particular pagado y las que solo pueden optar a un colegio con el financiamiento del Estado. El impacto agregado de esta medida, entonces, puede ser contradictorio con el objetivo de mayor integración.
Un segundo proyecto modifica la institucionalidad de la educación inicial creando una subsecretaría de educación parvularia e incorporando a la Superintendencia de Educación y a la Agencia de Calidad en la fiscalización de los jardines infantiles y la definición de estándares para estas unidades educativas, respectivamente. Tampoco se avanza en definir un esquema de financiamiento en este nivel que garantice más diversidad en la oferta, en lugar de una concentración de ella en los proveedores estatales.
'El proyecto
'Un segundo
'No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer'.
Para los cientistas sociales e historiadores, la descripción de los hechos se debe a las fuentes, sólo a ellas, sin embargo, su narración, como la recreación de éstos, requiere de dosis de subjetividad, incluso de imaginación (G. Duby: 1996). Sobre ello, más de alguna vez algún estudiante o profesor se preguntó ¿cómo habrá sido el combate naval de Iquique en 1879?