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Empleo contra desigualdad

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En medio de la fuerte discusión ideológica desatada en las últimas semanas, el tema del empleo ha quedado hasta ahora en un segundo plano. La tasa nacional de desocupación del trimestre móvil febrero-abril mostró un leve descenso de 0,3 por ciento respecto de igual período del año anterior, lo cual es una excelente noticia. Hasta ahora no hemos perdido el dinamismo que en el gobierno anterior significó crear más de un millón de nuevos puestos de trabajo.

Y pese a que las críticas apuntaron a que esos puestos de trabajo no se explicaban por ningún cambio estructural, es evidente que las señales pro emprendimiento dadas por la autoridad inciden en las decisiones de inversión que terminan impactando en este ámbito.

La objeción de que los empleos en el período anterior no fueron de buena calidad es desmentida por las cifras: basta observar el número de cotizantes del sistema previsional, que aumentó en 821 mil personas entre marzo de 2010 y marzo de 2014. Eso da cuenta de que se trató fundamentalmente de empleos formales.

De allí que sorprendan las recientes declaraciones de la ministra del Trabajo, quien, pese a señalar que el Gobierno tiene un compromiso con la creación de puestos de trabajo, básicamente solo manifiesta preocupación por la calidad de estos e indirectamente puede aparecer restando importancia al número de empleados. Es evidente que lo más importante para una familia es que exista una ocupación remunerada y que ella sea de calidad, pero sin duda un empleo, aunque sea de menor calidad, siempre será preferible a no tener nada.

Una baja tasa de desempleo es fundamental para la disminución de la desigualdad, ya que cuando aquella sube, la población más vulnerable sufre las peores consecuencias. Eso afecta las condiciones de subsistencia y también contribuye a agudizar la desigualdad. Por el contrario, una baja tasa de desempleo -como la que ha vivido Chile en los últimos dos años- permite que los trabajadores tengan mejores condiciones laborales (frente al riesgo para el empleador de perder a sus buenos colaboradores) y mejores condiciones salariales (al existir más competencia). Esto ha sido una evidencia empírica no solo en Chile, sino en todos los países del mundo, en todo tiempo y lugar. De allí la conveniencia de que el Gobierno vuelva a subrayar la importancia esencial de tener la menor tasa de desocupación posible, y se fije una meta concreta en esta materia, que marque el rumbo de esta administración.

No perdimos

Una baja tasa de

'Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas'.

Sonaban las 'chanchas' (luego supimos que se llamaban Wurlitzer) en Iquique. Una de ellas, la del Murex, amplificaba los sonidos del rock venido de los Estados Unidos. Las calles se pusieron cólericas. Elvis Presley, Bill Halley, y tantos otros que con el rock desplazaban, por lo menos, así se entendía, al bolero y al tango, paso a paso se imponía en el paladar de los jóvenes.