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Bombero más longevo selló 46 años de amor con su mujer

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La parroquia San Alberto Hurtado repleta de familiares y amigos fue testigo de una historia de amor de casi medio siglo de existencia que se selló con un beso bajo la mirada de Dios.

Vestidos de punta en blanco Luis Nadal e Irene Morales contrajeron simbólicamente matrimonio tras vivir 46 años juntos.

Nadal de 97 años, cumplirá un año más en octubre, y ostenta ser el voluntario de bombero vivo más antiguo, situación que lleva con mucho orgullo. La vista le falla, pero al momento de recordar las historias son imborrables.

Morales, por su parte, quien era saludada por los invitados quienes les brindaban sus parabienes, no escondía su nerviosismo minutos previos a que el sacerdote los bendijera en nombre de Jesucristo.

Luis Alberto hace más de 46 años conoció a su amada Irene Isabel. Dice que siempre la miraba de reojo al pasar por su puerta.

Ella había enviudado y quedó al cuidado de cuatro hijos. Tras conocerse mejor nació el amor perdurando hasta el día de hoy.

'Ella era viuda. Yo vivía entre Tarapacá y Thompson. Ella vivía entre Thompson y Sargento Aldea. Como quedaban muy cerca nuestras casas todo el tiempo pasaba por afuera de su casa cuando iba a tomarme un vinito con mis amigos. Después con el tiempo le agarré 'barra'', cuenta Luis.

Añade que está muy feliz por cumplir 46 años juntos, mientras su mujer asiente al sentir la misma emoción.

Él tenía un hijo y ella cuatro cuando se conocieron. No tuvieron más descendencia, pero todos se sienten parte de la familia.

El grupo familiar regularmente se reúne y se preocupa de la pareja que por el paso del tiempo tiene problemas para desplazarse.

Luis Nadal es el bombero más antiguo que aún vive y está orgulloso de ello, al punto que sus ojos se humedecen al contar su historia.

'Todavía pertenezco a la compañía N° 5 de Bomberos. La semana pasada me llevaron a visitarla. Estuvimos todos los viejitos y nos hicieron una comida. Además me hicieron un regalo y me dieron una medalla, aunque falta que me entreguen otra por estar setenta años en la compañía', cuenta Nadal.

Desde 1930 es bombero y plantea que antes desarrollar la su noble labor era más fácil. 'Uno se daba sus vueltas y andábamos en carros chicos nomás. Como antes habían puros pozos en Iquique, eso alimentaba de agua para apagar el fuego', relata el longevo bombero.

Sobre el incendio más complicado en el que le tocó apagar dice que 'esa vez se quemó todo en el sector donde está la oficina de Impuestos Internos. El fuego pescó incluso para atrás hasta Serrano. Fue muy grande el incendio', dice aunque no se acuerda exactamente en qué año sucedió ese desastre.

Al hacer un recorrido por su trayectoria manifiesta que siente orgullo de ser bombero por tantos años. 'Uno es bombero hasta el día que se muere', agrega emocionado.

Al ver el trabajo de las generaciones más nuevas también siente emoción, porque 'son muy buenos y me pone muy feliz los carros bomba que tienen porque son el triple más grandes de los que nosotros en mi época teníamos', expresa.

Hace mucho tiempo la familia venía planeando el acontecimiento que se selló ayer.

Luis e Irene nunca habían celebrado el sacramento del matrimonio. 'Este deseo siempre se vino postergando muy muchos motivos, pero estamos felices porque al final logramos hacerlo', cuenta Juan Berríos, hijo de Irene que estuvo al lado de ellos durante toda la ceremonia.

Sin embargo, hace casi tres semanas comenzaron los preparativos de la ceremonia que tuvo lugar ayer.

Los novios llegaron puntualmente al mediodía hasta la parroquia San Alberto Hurtado para ser casados de forma simbólica. En medio de abrazos y cariños llegaron hasta sus asientos para presenciar la ceremonia.

El sacerdote destacó los años en que han estado juntos, recalcando que son un ejemplo para todos.

En el nombre de Dios, Luis dijo que sí aceptaba como esposa a su amada mujer. Mientras que Irene con voz fuerte y clara también aceptó a su esposo, situación que sacó aplausos entre los presentes.

Al final, tras la bendición del padre, los novios salieron del templo mientras sonaba de fondo la marcha nupcial y el cerrado aplauso de los invitados.

Afuera los esperaban los granos de arroz que les fueron lanzados por los familiares, guardando las tradiciones en ceremonias como estas

Todo ello no podía cerrarse sin un beso que coronó un día inolvidable, pues 46 años de amor al final recibían la bendición de Dios. J

Bombero más longevo selló 46 años de amor con su mujer

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La parroquia San Alberto Hurtado repleta de familiares y amigos fue testigo de una historia de amor de casi medio siglo de existencia que se selló con un beso bajo la mirada de Dios.

Vestidos de punta en blanco Luis Nadal e Irene Morales contrajeron simbólicamente matrimonio tras vivir 46 años juntos.

Nadal de 97 años, cumplirá un año más en octubre, y ostenta ser el voluntario de bombero vivo más antiguo, situación que lleva con mucho orgullo. La vista le falla, pero al momento de recordar las historias son imborrables.

Morales, por su parte, quien era saludada por los invitados quienes les brindaban sus parabienes, no escondía su nerviosismo minutos previos a que el sacerdote los bendijera en nombre de Jesucristo.

Luis Alberto hace más de 46 años conoció a su amada Irene Isabel. Dice que siempre la miraba de reojo al pasar por su puerta.

Ella había enviudado y quedó al cuidado de cuatro hijos. Tras conocerse mejor nació el amor perdurando hasta el día de hoy.

'Ella era viuda. Yo vivía entre Tarapacá y Thompson. Ella vivía entre Thompson y Sargento Aldea. Como quedaban muy cerca nuestras casas todo el tiempo pasaba por afuera de su casa cuando iba a tomarme un vinito con mis amigos. Después con el tiempo le agarré 'barra'', cuenta Luis.

Añade que está muy feliz por cumplir 46 años juntos, mientras su mujer asiente al sentir la misma emoción.

Él tenía un hijo y ella cuatro cuando se conocieron. No tuvieron más descendencia, pero todos se sienten parte de la familia.

El grupo familiar regularmente se reúne y se preocupa de la pareja que por el paso del tiempo tiene problemas para desplazarse.

Luis Nadal es el bombero más antiguo que aún vive y está orgulloso de ello, al punto que sus ojos se humedecen al contar su historia.

'Todavía pertenezco a la compañía N° 5 de Bomberos. La semana pasada me llevaron a visitarla. Estuvimos todos los viejitos y nos hicieron una comida. Además me hicieron un regalo y me dieron una medalla, aunque falta que me entreguen otra por estar setenta años en la compañía', cuenta Nadal.

Desde 1930 es bombero y plantea que antes desarrollar la su noble labor era más fácil. 'Uno se daba sus vueltas y andábamos en carros chicos nomás. Como antes habían puros pozos en Iquique, eso alimentaba de agua para apagar el fuego', relata el longevo bombero.

Sobre el incendio más complicado en el que le tocó apagar dice que 'esa vez se quemó todo en el sector donde está la oficina de Impuestos Internos. El fuego pescó incluso para atrás hasta Serrano. Fue muy grande el incendio', dice aunque no se acuerda exactamente en qué año sucedió ese desastre.

Al hacer un recorrido por su trayectoria manifiesta que siente orgullo de ser bombero por tantos años. 'Uno es bombero hasta el día que se muere', agrega emocionado.

Al ver el trabajo de las generaciones más nuevas también siente emoción, porque 'son muy buenos y me pone muy feliz los carros bomba que tienen porque son el triple más grandes de los que nosotros en mi época teníamos', expresa.

Hace mucho tiempo la familia venía planeando el acontecimiento que se selló ayer.

Luis e Irene nunca habían celebrado el sacramento del matrimonio. 'Este deseo siempre se vino postergando muy muchos motivos, pero estamos felices porque al final logramos hacerlo', cuenta Juan Berríos, hijo de Irene que estuvo al lado de ellos durante toda la ceremonia.

Sin embargo, hace casi tres semanas comenzaron los preparativos de la ceremonia que tuvo lugar ayer.

Los novios llegaron puntualmente al mediodía hasta la parroquia San Alberto Hurtado para ser casados de forma simbólica. En medio de abrazos y cariños llegaron hasta sus asientos para presenciar la ceremonia.

El sacerdote destacó los años en que han estado juntos, recalcando que son un ejemplo para todos.

En el nombre de Dios, Luis dijo que sí aceptaba como esposa a su amada mujer. Mientras que Irene con voz fuerte y clara también aceptó a su esposo, situación que sacó aplausos entre los presentes.

Al final, tras la bendición del padre, los novios salieron del templo mientras sonaba de fondo la marcha nupcial y el cerrado aplauso de los invitados.

Afuera los esperaban los granos de arroz que les fueron lanzados por los familiares, guardando las tradiciones en ceremonias como estas

Todo ello no podía cerrarse sin un beso que coronó un día inolvidable, pues 46 años de amor al final recibían la bendición de Dios. J