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Apoyo a zonas extremas

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Encomiable es la decisión de la Presidenta Bachelet de disponer nuevas medidas en apoyo de las zonas extremas. Sus anuncios de significativas inversiones en Arica y Parinacota, Aysén y Magallanes van más allá de promover el desarrollo y bienestar de zonas extremas y aisladas: favorecen asimismo la descentralización, la integridad territorial, la conectividad y la soberanía efectiva de la nación. Las inversiones anunciadas comprometen gastos por 3.000 millones de dólares en los próximos seis años para esas tres regiones, las más aisladas del país. En el caso de Arica se contemplan, además, embalses para regadío y agua potable. Los planes incluyen apoyo a la U. de Tarapacá en el caso de la puerta norte.

Los esperanzadores anuncios de la Mandataria deberían interpretarse como una señal permanente a favor de las zonas extremas, y ser apoyados por los ministerios y reparticiones públicas no solo para llevarlos a cabo, sino además para incluir de manera prioritaria nuevas acciones de descentralización y nuevos proyectos de desarrollo a favor de esas regiones.

Hasta hace pocos años, los estatutos y financiamientos especiales de las zonas extremas fueron perdiendo toda relevancia; incluso las leyes de fomento estuvieron al límite de su vencimiento y en peligro de no ser renovadas, empantanadas en el Congreso. Muy probablemente, el desinterés por tratos preferenciales a las zonas aisladas ha provenido de las dificultades geográficas, de las negativas consecuencias del centralismo y del equivocado cálculo político derivado de la baja densidad poblacional y menor peso electoral de esos territorios.

El despoblamiento, las presiones regionales, las repercusiones del descontrol fronterizo y las protestas por el abandono y postergación forzaron un cambio de actitud de los legisladores y del Ejecutivo. Ante las adversidades evidenciadas, se reaccionó con nuevas facilidades tributarias, estímulo a las inversiones y al empleo, planes de abastecimiento, el Plan Frontera Norte, entre otros.

Las iniciativas anunciadas por la Presidenta Bachelet demuestran que debe irse más allá: es necesario reforzar los proyectos en curso con mayores recursos para establecer una política de Estado de apoyo creciente e indispensable a la descentralización, el desarrollo y el ejercicio efectivo de la soberanía en las zonas extremas. Eso supone actuar desde ya no solo en las necesarias obras de infraestructura acertadamente anunciadas, sino también, y con urgencia, en políticas y medidas que incentiven y fortalezcan la base productiva de esas regiones -la minería en Arica y Parinacota es un ejemplo obvio-, a cuyo respecto se precisan decisiones de Estado como complemento ineludible de las muy positivas ya dadas a conocer.

'Los estatutos

'Los anuncios de

Existe la creencia de que los usuarios no tienen costos por operar en el sistema de Zona Franca y que son una pesada carga para el Estado de Chile. Muy por el contrario, es el Estado una carga cada día más pesada para los usuarios.