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Elba Rojas prepara con amor y fe los trajes para Fiesta de La Tirana

Fotos: RODOLFO CAPINO

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Con la aguja y el hilo, y otras veces con la máquina de coser por estos días Elba Rojas López (43) trabaja afanosamente. Dice que tiene en contra el tiempo porque pronto debe entregar las costuras que le encargaron. Para ello ocupa días enteros para terminar. Un detalle por aquí y otro por acá. Todo para que los bailarines de la Fiesta de La Tirana luzcan radiantes con su vestimenta.

Elba es antes que nada devota de la Virgen, pues acudir al poblado es una tradición familiar. Gracias a su pertenencia a la primera Diablada Alianza comenzó a crear sus propios trajes. Reunía con mucho esfuerzo los materiales, porque el dinero no abundaba, pero cada 16 de julio le rendía un homenaje a la 'Chinita'.

Con esa experiencia comenzó a coser trajes para los promesantes de la fiesta religiosa más grande del norte grande. No estaba muy segura de poder lograrlo, pero su talento y dedicación le sirvieron para cumplir con los requerimientos. 'Yo hacía cosas para mi familia, pero de repente me empezaron a llegar otros pedidos. Estaba temerosa al principio porque ni sabía si me iba a resultar la aventura, pero todo salió bien porque ya son varios años que me dedico a lo mismo', manifiesta.

Asistir a La Tirana todos los años es parte de la genética de la familia, cuenta. Su papá fue uno de los fundadores de la Diablada de la salitrera Alianza. Desde ese 23 de julio de 1962 toda la familia se volcó al baile. Primero fueron los padres, luego los hijos y ahora los nietos forman parte de la agrupación.

Elba Rojas cuenta que el baile nació con los 'cabros' que se juntaban en la esquina. En el año 1960 vino a participar en la fiesta de La Tirana una diablada proveniente desde Bolivia, en la época en que pocas agrupaciones participaban en la fiesta.

Debido a lo que vieron los jóvenes de la salitrera decidieron crear un baile. 'En ese tiempo eran ocho hombres no más. Les decían los Jotes Negros por sus capas negras', agrega.

La mujer indica que debido a que eran pampinos todo era con esfuerzo y humildad. 'La banda estaba compuesta por un bombo y una caja y eso era todo. Los bailarines silbaban para amenizar el baile', expresa.

La Diablada Alianza tuvo orígenes humildes, tal como recuerda Elba: 'Era el comienzo de los '80, y junto a mi hermana bailábamos con calcetas blancas y zapatillas para simular botas, además con trajes que otras niñas ya no usaban. No era como la opulencia que existe ahora. En esa época todavía venían de la salitrera'.

Elba tiene cerca de 33 años en el baile. Antes danzaba, pero ahora sólo ve a sus hijos y nietos hacerlo en honor a la Virgen. Hace 5 años prefirió que sus hijos bailaran y ella trabajar en la fiesta. Junto a su marido hacía pan para vender y este año espera laborar en un negocio de sándwiches y papas fritas.

Hace cuatro años se dedica a la confección de trajes para La Tirana. Junto a su hermana Joana tienen una sociedad. Una trabaja en Iquique y la otra en Alto Hospicio. Sólo se ven los fines de semana, se acompañan, trabajan hasta muy tarde, y luego se reparten las tareas para avanzar más rápido en sus propias casas.

Elba indica que la primera quincena de julio es muy estresante, pues en esta época del año llegan la mayoría de los clientes que necesitan nueva indumentaria para participar en uno de los bailes de La Tirana. 'Cuando llega el momento del pago, me empiezan a llegar los trabajos. Me levanto muy temprano y me acuesto en la madrugada. Estoy todo el día entre la máquina de coser y los hilos', afirma.

Por estos días, se encarga de hacer las llamadas 'puntillas', las que cubren la espalda de los bailarines. Aquí el trabajo minucioso es esencial porque debe colocar en su lugar los elementos que adornan y llenan de brillo a esta parte del traje.

Asegura que en el amor a los detalles está la técnica, porque 'en la medida en que vas haciendo las cosas bien la gente te viene a buscar, y al final tu trabajo habla por ti'.

Elba durante esta jornada quiere terminar los detalles de los pedidos que recibió, ya que 'estoy viajando este fin de semana para La Tirana y tengo que tener entregado sí o sí. Además nuestro baile hace su entrada el 10 de julio, así que con mayor razón tengo que tener todo preparado para ese día'.

Su vida gira en torno a La Tirana, pues de memoria sabe que en marzo empiezan los ensayos de la diablada; en abril debe comprar las telas para empezar a confeccionar los trajes.

'Mi familia prácticamente de marzo a julio vive en el mundo de La Tirana, porque participamos activamente en todo. Quien es parte de la familia tiene que ser del baile', asevera Elba Rojas.

Durante estos días, todo gira en torno a la confección de los trajes. 'De hecho, yo me tomé la casa con todos los géneros, los hilos y las máquinas de coser. Felizmente todos son muy comprensivos en mi familia y entienden que yo estoy trabajando para la fiesta de La Tirana', afirma.

La prueba de fuego será los días en que miles de fieles llegarán a La Tirana. Ahí sus creaciones se lucieran en medio de la multitud y con el desierto de fondo, mientras las bandas tocan intensamente.

Sin embargo, la Fiesta de La Tirana sólo será un breve descanso. De vuelta en Iquique, Elba debe comenzar a elaborar los trajes que le piden para la festividad de San Lorenzo de Tarapacá.

'Yo no paro hasta agosto, porque terminada La Tirana empieza San Lorenzo. Así que todavía no me toca descansar y en cierto modo también es una locura, porque también estoy todo el día cosiendo', explica la costurera.

Elba considera que le falta más experiencia en este rubro, con respecto a los demás costureros que por años se han dedicado a la confección de los trajes de La Tirana. 'Ellos tienen cierta reputación, y mi objetivo es ser más que ellos. Junto con mi hermana quisiéramos instalarnos en un lugar y comenzar a crear. Yo quiero vivir de esto, porque me entusiasma', dice.

Su cuerpo y fe vibran en esta fecha porque dice que todo el sacrificio se ve recompensado al llegar a los pies de la Virgen y decir que por este año cumplió con su labor. J

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