Escalamiento del narcotráfico
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Una señal de alerta constituye el decomiso de más de tres toneladas de cocaína, pasta base y marihuana provenientes de Bolivia. De repetirse, presenta el alarmante potencial de alcanzar niveles similares a países donde este comercio ilegal se enquista en las policías, en aduanas, en la justicia y en la sociedad civil, con riesgos no solo de abastecer masivamente la drogadicción, sino también con el peligro de desencadenar violencia y corrupción, comprometiendo la seguridad e imagen nacional.
La banda a cargo de la compra, transporte y distribución mayorista de la droga incautada transitó más de mil kilómetros por territorio chileno, y contaba con armamentos, tecnologías de vanguardia y una organización semejante a los carteles internacionales que ofrecen altos volúmenes de estupefacientes y que disponen de ingentes sumas de dinero para corromper a las autoridades y contratar bandas criminales para su intermediación. Se estima que el costo de la inversión para llevar a cabo el ilícito excede el millón de dólares, por lo que no se trata del habitual microcontrabando.
Destacable ha sido la acertada intervención de la Policía de Investigaciones que frustró la operación en las cercanías de Los Vilos, en la Provincia de Coquimbo, y detuvo a los transportistas. En todo caso, el hallazgo parece más bien fruto del azar que de la inteligencia policial, pero es de esperar que las investigaciones en curso permitan detectar las ramificaciones de esta operación. La opinión pública se vería frustrada si las pesquisas terminan encarcelando solo a los autores materiales y quedan prófugos los responsables finales y sus redes en Chile y en el exterior.
Chile es un país crecientemente vulnerable al narcotráfico. Encabeza con Argentina y Uruguay el más alto consumo de drogas de la región, donde Perú y Bolivia desplazaron a Colombia como los principales productores mundiales de cocaína. En Argentina, además, se han instalado laboratorios para procesar cocaína proveniente de Perú y Bolivia para consumo interno y exportación. Algunos han llegado a caracterizar a la ciudad de Rosario como el nuevo paraíso del narcotráfico de América Latina. Estamos cercados por países productores y elaboradores de cocaína, con el agravante de la nula cooperación del gobierno del Presidente Evo Morales, que constituye un serio obstáculo a la labor de las policías chilenas e internacionales. Por último deben mencionarse las dificultades en el control de nuestra extensa frontera con Argentina y Bolivia y el uso de decenas de pasos no habilitados.
Corresponde a las autoridades incrementar los recursos y revisar la coordinación para combatir este flagelo y no descartar el aporte de las capacidades de vigilancia del Ejército, que si bien debe permanecer totalmente ajeno a este combate, dispone de tecnologías avanzadas que podrían contribuir a ese propósito.
Estamos cercados
Deben
'Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo'.