El sismo que afectó a la región de Tarapacá el pasado domingo 13 de julio dejó en evidencia que pese a las experiencias sufridas el 16 de marzo y 1 de abril con el terremoto y evacuación por alarma de tsunami, aún no hay certezas en los procedimientos de seguridad.
La población reaccionó en forma espontánea, saliendo algunos de sus casas o de locales comerciales, como el mall, al percibir un sismo de gran intensidad, el que alcanzó los 5,6 grados en la escala de Richter y registró VII en la de Mercalli.
Lo llamativo fue que no se activaron las alarmas de emergencia ubicadas para un sismo de gran envergadura, por cuanto no reunía las características, pero sí llegaron a los distintos aparatos celulares mensajes llamando a la evacuación preventiva.
Esta situación provocó un desconcierto en la población, considerando que sólo hace unos meses se vivieron situaciones complejas a causa de la intensa actividad sísmica. Lo preocupante es que organismos como la Onemi aseguran que se reaccionó de acuerdo a los protocolos y que la percepción del radio operador del momento, en la oficina ubicada en el sector sur de Iquique, pudo ser exagerada.
Ante un tema referido a la seguridad y en especial la seguridad ante una catástrofe natural, como un sismo de gran intensidad, es necesario que los protocolos se cumplan y sean utilizados con la certeza suficiente para llamar a la calma a la población o proceder a las evacuaciones preventivas.
La excusa entregada por el director de la Oficina Nacional de Emergencia da cuenta que el protocolo suscrito entre el Shoa y Onemi es que al percibir un temblor de VII grados en la escala de Mercalli, la Onemi debe proceder a la evacuación preventiva del borde costero. Esto habría llevado que a nivel central se activara el sistema de alerta para celulares.
Si bien la alarma sólo llevó a que algunas personas salieran de sus casas y se trasladaran a la zona de seguridad, es necesario que exista mayor precisión y seriedad en cómo se analiza el tema.
Tarapacá es reconocida por su absoluta preparación ante un terremoto en materia de evacuación preventiva. Pero los sistemas que deben velar por analizar los fenómenos y los encargados deben adoptar decisiones certeras.
Ya meses antes del terremoto del 1 de abril se vivieron situaciones que provocaron alarma en la población, cuando la empresa encargada de la mantención de las alarmas activó el sistema en forma accidental, generando pánico en la población.